“La vida es misteriosa y, al final, las circunstancias te ponen en el camino”

El langreano Bernardo Eduardo González, Ingeniero de Caminos, Puertos y Canales, dirigió la ampliación de una de las obras más emblemáticas del siglo XXI: la ampliación del canal de Panamá. Este mes, será el encargado de abrir las felguerinas fiestas de San Pedro con su pregón.

Langreo, 31 de mayo 2022

¿Cómo recuerda su infancia en La Felguera?

Recuerdo los años de mi infancia y juventud con mucho cariño y nostalgia. Años duros, pero bonitos al mismo tiempo. Eran los años 50, 60 y 70. En aquel momento La Felguera era un centro industrial de gran pujanza en España y, hasta me atrevo a decir, en Europa. En pleno desarrollo de la minería y de la siderometalúrgica. Este era mi pueblo, al que siempre he querido más que a cualquier otro.

Comencé mis estudios de párvulos en los Dominicos de La Felguera siendo mi primer profesor fray Avelino, del que guardo un gran cariño y respeto. Junto con mis padres, Eduardo y Ángeles, marcaron mi personalidad y futuro.

La llegada del verano, las fiestas de San Pedro, los viajes a la playa de Gijón en el tren de vapor que tardaba una eternidad, pero del que guardo muy gratos recuerdos. Aquellos tiempos en los que el río Nalón era negro por la contaminación producida por el lavado del carbón, así como por la descarga de todas las cloacas de la zona. Lo mismo ocurría con el río Candín, hoy oculto bajo una bóveda de hormigón.

Pensó cuando era joven que acabaría donde ha llegado.

Lo cierto es que la vida es misteriosa y bonita. No piensas muchas cosas y al final, las circunstancias te ponen en el camino.

Yo quería ser deportista, concretamente ciclista. Creo que era bueno y con mucho tesón. Una vacuna, – la BCG contra la tuberculosis – hizo que durante cinco años tuviera que dejar el deporte. En aquel momento estaba en fase experimental y lo que hicieron fue inocularme la enfermedad. Por eso tengo un especial “cariño” a las vacunas.

Mi gran pasión es y era la naturaleza, por lo que quería ser biólogo, veterinario o algo similar. Mis padres, más prácticos que yo, me encauzaron hacia la ingeniería porque consideraban que tenía buenas actitudes. Parece que acertaron dado el punto al que he llegado. Es decir, dirigiendo la obra más emblemática del siglo XXI como es la ampliación del canal de Panamá.

El pregonero de las fiestas de San Pedro posa en el kiosko de la música “recordando viejos tiempos”, según sus palabras.

¿Cuál ha sido su trabajo al frente de la ampliación del canal de Panamá?

Mi trabajo comenzó en el 2009 con el comienzo de las obras y durante dos años dirigí las obras correspondientes a la zona Atlántica. En mayo del 2011 y hasta 2014, fui nombrado Director del Proyecto Global, ejecutando durante este período más del 80 % del total. Y, yo creo, que el 100 % de los problemas más graves fueron en esta época.

Durante más de tres años el personal a mi cargo superó los 9.000 o 10.000 trabajadores con cientos de ingenieros bajo mi dirección.

¿Cómo se desarrolla un proyecto de esta envergadura con tanta gente a cargo?

Con mucho esfuerzo, sacrificio y tenacidad. Con mucha capacidad de toma de decisiones de manera rápida y eficaz; y también con una buena dosis de dotes de mando, que son necesarias para dirigir un grupo de trabajo de cerca de 10.000 personas.

Sé que su profesión le ha llevado a muchos países diferentes. ¿Qué se echa en falta cuando uno está fuera, o ya se puede decir que es un ciudadano del mundo?

Como te decía me marché en el año 1980 siendo un muchacho y después de 37 años y habiendo recorrido nueve países, todos ellos ejerciendo mi profesión se puede decir que el día a día era intenso. Pero, por el camino, conocí a otros amigos, otros paisajes, otras culturas.

En los momentos de reposo, cuando echas la vista atrás, tienes nostalgia de tu familia, amigos, costumbres, etc, hasta que vuelves al trajín cotidiano con nuevos proyectos, metas y trabajos.

Se puede decir que uno acaba siendo ciudadano del mundo y acumulando diferentes vivencias. Pero, en el fondo, creo que me gustaría recuperar esas raíces que se me han perdido parcialmente y, en algunos casos, hasta olvidado. El encuentro con mis amigos y paisanos me está ayudando a recuperar esto, aunque, en el fondo, soy un poco de todas partes.

Bernardo Eduardo González durante la entrevista que nos concedió en el parque Dolores F. Duro de La Felguera.

¿Qué significa para usted ser el pregonero de las fiestas de San Pedro?

Ser pregonero de las fiestas de San Pedro en La Felguera es un gran honor y espero estar a la altura que se merecen mis familiares, amigos y paisanos. Además, con mi pregón doy comienzo a unas fiestas que, después de lo vivido con la pandemia, serán extraordinarias e inolvidables porque la gente tiene ganas de disfrutar.

¿Qué recuerdos guarda de estas fiestas?

 Nunca olvidaré aquellos momentos vividos en los caballitos, en los coches de choque, en el tiro… y cómo no, cuando ya era adolescente, aquellos bailes en el Parque Viejo con miles de muchachos y muchachas con ganas de vivir y disfrutar.

No quisiera yo “pisarle” nada del pregón, pero… ¿qué es lo que usted pone en valor de la tierra que le vio nacer?

El carácter duro y tenaz de mi tierra y paisanos y, también, ese carácter extrovertido y alegre que han hecho que yo sea como soy.