Brañagallones estrena refugio y guardianes

El parador abre como refugio de montaña después de seis años clausurado
Refugio de la Vega de Brañagallones
Refugio de la Vega de Brañagallones

A 11 kilómetros de Bezanes, en pleno corazón del Parque Natural de Redes, ha vuelto a abrir sus puertas el Parador de la Vega de Brañagallones. Eso sí, ha vuelto a la vida como refugio de montaña. Quien quiera disfrutar de este bello enclave puede hacerlo ya tanto por semana como fin de emana. Con una superficie total de 10.600 metros cuadrados y 41 plazasBrañagallones aspira a convertirse en el mejor refugio de montaña de la región. La instalación aprovecha un gran edificio construido hace más de 30 años como refugio de cazadores y más tarde convertido en hotel de lujo. Propiedad del Principado, hoy se suma a red de refugios que gestiona la Federación asturiana de Montaña. El guarda de la instalación es José Manuel Prado. Vinculado desde su nacimiento al concejo de Caso, en concreto a Caleao, y muy familiarizado tanto con la montaña como con el turismo de la zona, Prado asume la responsabilidad de comandar este refugio que aspira a estar abierto durante todo el año incluso cuando la nieve cubra las verdes praderas que, aún durante el otoño, rodean el refugio. Prado no está solo en esta aventura. Junto a él llegada de la localidad navarra de Marcilla está la mastina Xana. Esta cachorra de apenas cinco meses llegó al refugio casín de casualidad después de que su historia  y la de la camada de nueve perros a la que pertenece se conociera a través de los medios de comunicación. Los cachorros aparecieron dentro de una bolsa de un contenedor de basura de Marcilla. Fue Mario Fabo, el propio alcalde del pueblo el que los encontró e hizo pública su historia. Unos  amigos de José Manuel Prado se pusieron en contacto con Fabo para pedir en adopción a una de las perras y así llegó Xana a Brañagallones. Donde estará a sus anchas al menos hasta que la nieve la deje.