Crónica de un viaje a Jordania

Graciela Blanco durante su visita a Jordania invitada por la asociación Mensajeros de la Paz

Invitada por la Asociación Mensajeros de la Paz visité, el pasado mes de marzo, el campo de refugiados sirios de Zaatari, en Jordania. Este campamento está en pleno desierto, soportando los refugiados temperaturas extremas, desde van de los 40 grados durante día a los 10 bajo cero por la noche; están hacinados porque la capacidad es de unas 60.000 personas y hay más de 120.000, aunque la cifra sigue aumentando porque cada día son más de mil los refugiados que llegan huyendo de un conflicto cruel que les ha dejado sin nada y que como suele ocurrir en estos casos, se ceba con los más débiles. El 50% de los refugiados son niños.

La inmensa mayoría viven en tiendas de campaña y reciben alimentos no perecederos, pero no tienen agua corriente (cada día varios camiones proporcionan agua a los habitantes del campamento), el hospital más cercano se encuentra a cientos de kilómetros, sin acceso a educación para los niños (la única escuela que existía fue asolada por las lluvias sufridas este invierno), y lo que es más grave, sin esperanza.

Es difícil describir la visita al campamento, en la que estuve acompañada por el Padre Ángel y el embajador de España en Jordania. Impotencia, tristeza y en contraposición satisfacción y esperanza, son algunas de las sensaciones que se entremezclaron en este viaje:

La IMPOTENCIA  que te genera  ver a tantas personas sin lo más básico y  en una situación de desamparo extrema: lo han perdido todo.

La TRISTEZA que te provoca ver a gran parte de los refugiados deambular por el campamento sin saber qué hacer, con la mirada perdida y con un rostro que refleja desesperanza ante la falta de perspectiva de futuro.

La SATISFACCIÓN cuando descubres que en esa sinrazón, al menos una veintena de familias han podido mejorar sus condiciones de vida gracias a la generosidad de la sociedad asturiana.

LA ESPERANZA de que esta situación no marque las vidas de los niños que, a pesar de las condiciones infrahumanas que están soportando, no pierden la sonrisa.

Tras este viaje, considero que es más urgente que nunca que la comunidad internacional intervenga con el envío de ayuda humanitaria. Es importante señalar, y así lo destacó el embajador de España en Jordania, que Asturias ha sido la única CCAA que se ha implicado y ha colaborado en mejorar las condiciones de vida de los refugiados de este campamento. Atendiendo a una llamada de emergencia realizada por Mensajeros de la Paz el Gobierno asturiano financió la compra de 20 casas prefabricadas, una ambulancia y una UVI móvil. 

Graciela Blanco. Directora de la Agencia Asturiana de Cooperación al Desarrollo.