NO AL CIERRE de la térmica de Lada

La térmica de Lada paso a paso hacia su cierre

 

Central térmica de Lada.
Central térmica de Lada.

El presente industrial del Valle del Nalón, y lo que muchos vaticinaban como único futuro de la grandes empresas, es sin duda la central térmica de Lada. Un presente que en las últimas semanas parece estar más abocado a extinguirse que a perdurar. Aunque en los últimos años la incesante campaña de desprestigio del carbón había abierto las primeras grietas en su futuro. Grietas que han ido creciendo, hasta desbordarse a finales de octubre cuando el Congreso de los Diputados aprobó con el apoyo de los grupos parlamentarios del PSOE, Ciudadanos y Unidos Podemos una iniciativa que propone adelantar a 2020 el cierre de las centrales térmicas que consumen carbón. Aún a sabiendas que la Unión Europea tiene marcado como fecha tope el año 2050. Treinta años de adelanto al que han contribuido con su voto en Madrid los diputados asturianos del PSOE (Adriana Lastra y Natalia González), de Unidos Podemos (Sofía Castañón y Segundo González) y de Ciudadanos (Ignacio Prendes),

Iberdrola no dejó pasar por alto esta oportunidad y solicitó permiso al Ministerio de Industria y Energía para cerrar su central térmica de Lada en Asturias, y la instalación palentina de Velilla La empresa energética comunicó también que la plantilla asturiana –90 trabajadores directos, sin contar a los de las subcontratas– serían recolocados en los trabajos para el desmantelamiento del complejo, así como en otras instalaciones de la empresa, aunque buena parte de ellos optarán por la prejubilación. Las primeras previsiones apuntan a la posible desaparición de 200 empleos en esta comarca minera.

La noticia supuso para el valle un golpe en su actividad económica que de cumplirse sería irrecuperable. El cierre se expandió a la misma velocidad que los vecinos clamaban una solución inmediata que pasase por la anulación de dicho cierre, al menos de manera tan inmediata como pretende Iberdrola, que como mucho admite el cierre para 2020 a más tardar. El Nalón vuelve a vivir una dura etapa de lucha por la supervivencia del empleo, y por consiguiente de sus pueblos. Los sindicatos se han puesto a la cabeza de esta lucha, que por el momento no ha dado resultados, ya que Iberdrola sólo contempla el cierre de sus centrales, erigiéndose como defensora del medio ambiente por tomar dicha decisión y cerrar “las plantas contaminantes”.

Rueda de prensa contra el cierre de la térmica de Lada en Sama.
Rueda de prensa contra el cierre de la térmica de Lada en Sama.

Sindicatos (UGT y CC.OO), Ayuntamiento de Langreo y vecinos se han encontrado con un aliado, quizás inesperado el ejecutivo nacional del PP. El ministro de Energía, Álvaro Nadal, puso de relieve la competitividad actual del carbón tanto nacional como internacional frente a otros combustibles, «por lo que este cierre parece extraño, ya que producir electricidad con gas es más caro». Además, reafirmó que el carbón es una de las fuentes de energía irrenunciables dentro del mix energético del Gobierno «porque es necesario complementar las renovables con las térmicas, que suministran energía de forma garantizada». Además de la posición del gobierno regional, que a pesar del voto de su grupo político en Madrid aquí se muestra enérgico para evitar el cierre de la central langreana.

El Principado alerta de que el cierre de la térmica de Lada puede traer consigo unos graves efectos colaterales. El presidente del Principado, Javier Fernández, advierte del posible encarecimiento del recibo de la luz, lo que podría suponer un fuerte impacto para la gran industria asturiana. Pero además, el propio ministro Álvaro Nadal explicó, tirando de cifras, que el cierre de Lada podría suponer un incremento de la factura eléctrica para los consumidores domésticos de dos euros y medio al año, y en algunos picos, durante el invierno, el encarecimiento podría llegar al 15%.

El posible cierre de la central térmica de Lada, es para el valle del Nalón algo más que un cruce de acusaciones y de cifras, supone perder el último resquicio de su rica actividad industrial. Una pérdida que aumenta el progresivo desmantelamiento de la comarca, donde la minería ha dejado de ser su referente económico y cuyo futuro en materia de empleo se ve seriamente amenazado. El anuncio del cierre casi inminente ha sorprendido a los vecinos y les ha hecho temer por la supervivencia de sus pueblos. La térmica de Lada se está convirtiendo en el último resquicio de soñar con un futuro más allá del 2020.

El temor al cierre ha desembocado en la unión de formaciones políticas, representantes públicos, asociaciones vecinales, empresariales y sindicales. Más de una veintena de colectivos, suscribieron en Langreo un documento de apoyo a la continuidad de la central térmica de Lada. Y acordaron iniciar movilizaciones «continuadas en el tiempo para frenar a Iberdrola en su decisión de cierre de las instalaciones», que emplean de forma directa a unos 200 trabajadores, entre personal de plantilla (unos 95), contratas y transportistas. El alcalde langreano Jesús Sánchez,  que trabajó en la empresa durante 41 años, se puso al frente de esta unión y reconoció que la batalla «va a ser dura, pero estoy convencido de que se puede ganar». Y apuntó al punto débil de la compañía: «Lo que más le duele es la opinión pública, es ahí donde hay que golpear, para ella es mortal». Los actuales trabajadores de la factoría apuntaban que el posible cierre afectará a toda la comarca. José Manuel Vallina, representante del comité de empresa de la térmica, advierte  que el cierre de esta central -y las del resto del país- puede generar un aumento inmediato del 15% en la factura de la luz «al tener que recurrir al gas como energía de apoyo de la nuclear y las renovables, que ahora son incapaces de cubrir la demanda». También apuntó al riesgo de la marcha de otras empresas de la región que son grandes consumidoras de electricidad, «y que por eso están en Asturias».

La comarca minera e industrial del Nalón ha iniciado una vez más la lucha por su supervivencia, una lucha que sus vecinos no están dispuestos a perder.