”Bayer siempre se sintió a gusto en Langreo”

Manuel Fernández Ortega deja la dirección de la planta de Bayer en Lada después de 19 años que él mismo califica de satisfactorios. De momento ha encarado esta etapa de su vida con relajo “para prestar más atención a la familia y poner en orden algunas ideas”. El alto será al menos hasta el verano. ¿Después? “Llegado ese momento, tomaré algunas decisiones”; apunta el exdirectivo.

Finaliza su carrera profesional después de dos décadas al frente de la planta de Lada. ¿Está satisfecho del trabajo realizado en este tiempo?

– Después de diecinueve años con la máxima responsabilidad en la planta (compatibilizando este trabajo con otras tareas internacionales) y 32 años en total, el período de tiempo es tal que resulta imposible no estar satisfecho. Siempre puse lo mejor de mi mismo con el objetivo de consolidar y situar esta fábrica, dentro de la organización de Bayer, en una posición de continuidad. Hubo momentos de incertidumbre y “nada fáciles” en los que la viabilidad peligró pero, gracias a la labor de todo el equipo y a una buena iniciativa para hacer propuestas viables, se consiguieron pequeñas inversiones que nos fueron permitiendo adaptar las instalaciones y, poco a poco, construir una fábrica del siglo XXI. Por lo tanto, me voy con plena satisfacción del trabajo desarrollado y doy las gracias a quienes me precedieron por la lucha que mantuvieron para que no desapareciera Proquisa y a todos los sucesivos equipos que me han ayudado, aportando siempre un duro trabajo y un gran compromiso. Asimismo, deseo a los que continúan, toda clase de éxito en su labor ya que capacidad tienen suficiente.

 

-¿Cómo recuerda sus comienzos en Langreo al frente de la multinacional alemana?

-Aunque han pasado muchos años, recuerdo perfectamente mi llegada y, a medida que pasaban los días, tenía que mantenerme fuerte mentalmente porque aunque con poco más de 30 años y no mucha experiencia, iba descubriendo instalaciones obsoletas, métodos de trabajo que consideraba “manifiestamente mejorables”. Fueron momentos de muchas dudas sobre si la opción elegida, tenía otras dos alternativas, había sido acertada o no. Cambiar equipos y máquinas es una cosa (no se enfadan, no protestan) pero cambiar hábitos en personas requiere mucho tacto, mucha mano izquierda y cierta habilidad. Estas facultades, dada mi relativa juventud, no me sobraban. Por otra parte, los cambios en el contexto laboral se sucedían a mucha velocidad y teníamos que pasar de mirar solamente al mercado nacional para enfocarnos hacia el mercado internacional y a nuevas estrategias. De lo contrario, no habría futuro.A partir de 1995, con un equipo humano ya consolidado y, por aquel tiempo, joven, el futuro se veía con ciertos “claros” si se trabajaba duro y con seriedad. Veíamos posibilidades reales de adaptación. No hay que olvidar los cambios que se producían en el mundo de la empresa para adaptarse a las nuevas situaciones de mercado. Ello exigía mucho contacto con el exterior, sobre todo con Alemania, para ver por dónde podíamos reforzar nuestra posición y situarnos a favor de corriente. A la vista de los resultados no lo debimos hacer mal. Por ello hemos de estar plenamente satisfechos.

-¿Qué le ha aportado Langreo a la Bayer para que después de tantos años continúen aquí al pie del cañón? ¿Y al revés, qué ha aportado Bayer a Langreo?

– Bayer siempre se sintió a gusto en Langreo, tanto con las sucesivas autoridades locales como con las distintas organizaciones sociales. Creo que Langreo, sobre todo Lada y La Felguera, siempre sintieron a “la Proquisa” y después a Bayer como algo propio. Esta sensación positiva aumentaba a medida que otras empresas desaparecían mientras la nuestra, silenciosamente, continuaba. En la faceta personal no puedo decir nada negativo después de pasar 32 años vinculado a Langreo. Tampoco hay que olvidar que mis orígenes están en una zona minera y, por lo tanto, con muchas similitudes. Quiero agradecer a los langreanos el trato cariñoso que siempre me dispensaron. Por otra parte, Bayer ha contribuido, dentro de sus posibilidades, a divulgar el nombre de Langreo y de Asturias por el exterior y ha mantenido un empleo estable y de gran calidad, ofreciéndose, cuando la situación lo requería, para apoyar a las distintas autoridades locales o regionales en aquello que estaba a su alcance.

El Doctor Ortega en un momento de la entrevista

-¿Cree que en Asturias somos lo suficientemente conscientes de que la Aspirina del mundo nace aquí, ha encontrado siempre el reconocimiento a Bayer que cree que se le debe?

– Hasta muy avanzados los años 90, a nivel de Asturias, éramos, dentro de las empresas multinacionales, casi totalmente desconocidos. No se sabía nada de nosotros. Incluso dentro de Bayer, a nivel internacional, tampoco se nos ubicaba. Muchas veces hube de responder a preguntas tales como: ¿Por qué se instaló Bayer en Langreo? Poco a poco, esta situación fue cambiando y hoy somos conocidos, dentro y fuera de Bayer, como un centro de producción de principios activos de uso farmacéutico y veterinario aunque, es cierto, la mayoría nos relaciona con el ácido acetilsalicílico o, simplemente, con Aspirina.Si se reflexiona sobre la situación de “desconocimiento” de la existencia de esta fábrica, esto no fue negativo. Esta circunstancia nos permitió trabajar como hormiguitas, adecuando, con la ayuda de nuestros jefes directos, nuestras instalaciones para poder situarlas en un nivel competitivo y, cuando llegaron ocasiones de hacer estudios comparativos, el resultado fue que nos habíamos convertido en una fábrica a tener en cuenta. Esa fue la base de nuestra consolidación y posterior crecimiento. Posiblemente, lo afirmo con conocimiento de causa, si en algún momento de aquéllos, en algunas instancias de nuestra casa matriz se hubiese tenido un conocimiento del estado real de nuestras instalaciones, alguien podría haber tomado la decisión de no continuar.

-En todo el tiempo que lleva en Langreo ha sido testigo del desmantelamiento de la minería en las comarcas mineras asturianas. ¿Qué cree que se ha hecho mal? ¿Y qué cree que se ha hecho bien?

– El tema de la minería no ha sido un tema de Asturias sino un problema de Europa. La vida es un camino en el que hemos de estar dispuestos a adaptarnos continuamente a cambios y a nuevas situaciones, preparándonos para nuevos retos. Tengo la sensación de que algunas cosas pudieron tener otro enfoque o, por lo menos, un mayor equilibrio. Aprovechando los recursos destinados para buscar alternativas a la minería, se han mejorado enormemente las comunicaciones. Éstas son imprescindibles para facilitar el intercambio comercial así como toda clase de movimientos pero, si no hay productos para comerciar, se produce un desequilibrio. Personalmente, pienso que se pudo haber hecho algo más en el tejido productivo y haber salvado algunas empresas antes de su cierre. Está claro que el que sobrevive a situaciones difíciles, tiene base para afianzarse y crecer. Sin embargo, el que cierra, casi con certeza, no volverá. Aunque no se puede generalizar por la injusticia que supone para muchas personas a las que, por supuesto, no va dirigida esta reflexión, pienso que la mentalidad de una parte de la población local, no ayudó a potenciar otras alternativas. Me refiero a lo que yo defino como “cultura de la herencia del puesto de trabajo” por la que se descuidaba la formación en espera del turno correspondiente del “ya le toca”. Esto, obviamente, limita la iniciativa y los horizontes. Hoy comprobamos que muchos jóvenes, aunque no sea la situación deseada, aceptan moverse a otros lugares y a otros sectores llevando consigo un gran bagaje formativo. Pensemos que, en pocas décadas, más del 50% de los que hoy son niños o de los que nazcan en próximos años, van a trabajar en labores que hoy desconocemos y que no podemos imaginar. Por ello, formación continua, mente abierta e iniciativa son imprescindibles para el futuro.

-No ha habido o no han trascendido problemas laborales en las plantas de Bayer en España. ¿A qué se debe?

– Como dije anteriormente, las máquinas no se enfadan y no reclaman. Sin embargo, las personas tenemos cambios de ánimo, tenemos ambiciones, etc.. En las relaciones laborales se requiere, en primer lugar, respeto a la persona y, en segundo lugar, una permanente disposición al diálogo. En nuestras relaciones laborales han existido muchas discrepancias pero siempre ha habido intercambio de argumentos. Es fundamental que exista confianza, seriedad y no faltar a la palabra. El diálogo y la búsqueda de puntos de encuentro con los sucesivos representantes de los trabajadores es lo que ha asegurado el buen clima laboral. He tenido la inmensa suerte de contar siempre con miembros del Comité que eran personas dialogantes, sensatas y conscientes de que, para nuestra ambición de conseguir productos o inversiones, ese clima era un factor muy favorable. Entendieron que era un trabajo en equipo y que el barco era el mismo para todos. En resumen, éramos compañeros.Los responsables de las distintas plantas de Bayer en España, mantienen encuentros regulares en los que se intercambian ideas y se fijan posturas aunque la independencia de cada uno, en función de su situación concreta, no se cuestiona.

-¿Le ha dado algún consejo a su sucesor VolkerHensel?

-El señor Hensel no necesita consejos ya que dispone de un equipo de colaboradores que le facilitarán la labor. Solamente le recomendé prudencia para ir adaptándose a la idiosincrasia asturiana y que tenga plena confianza en el equipo que, profesional y humanamente, es fabuloso.

-¿Tiene potencial la planta de Lada para crecer o ya ha llegado a su límite?

– Yo diría que la planta de Lada está consolidada dentro del sector salud de Bayer. Siempre he dicho que, si tenemos seguridad de continuidad para cinco años, hemos de trabajar para que cada año podamos decir lo mismo. No se puede levantar el pie. Es cierto que la fábrica dispone de un espacio limitado para crecer fisicamente pero es posible optar a otros productos mediante la utilización de edificios ya existentes. Como todo en la vida, existen rachas positivas y otras no tanto. Soy optimista en el sentido de que van a venir ocasiones más favorables para obtener nuevos productos que las que hemos vivido en los últimos diez años.