El Aconcagua, demasiado lejos

El sueño de Indalecio Blanco de conquistar la cumbre del Aconcagua, junto a la experta alpinista Rosa Fernández y el sherpa Dawa Tskiri, se desvaneció a 6.700 metros de altura. El techo del continente americano dijo no e impidió que el reto deportivo y solidario de Indalecio Blanco y Rosa Fernández culminara con éxito.

La nieve, el frío intenso y el viento, que regresó con toda la crueldad del mundo, pudieron más que el empeño, la ilusión, el afán de superación y el esfuerzo de Indalecio Blanco por alcanzar la cima del Aconcagua. La montaña más alta del mundo, a excepción de las de la cordillera del Himalaya impuso su ley, pero aún así Indalecio Blanco, extenuado, acalambrado, vacío y triste consiguió llegar hasta más arriba del campo de altura conocido con el nombre de Nido de Cóndores y situad0 a 5.400 metros de altura.

El sherpa Dawa, Luz y Ángel, que en todo momento estuvieron al lado de Indalecio Blanco realizaron el viernes 31 de enero un último intento de cumbre, pero todos sus esfuerzos resultaron en vano. Llegaron a la Canaleta pero se encontraron con mucha nieve acumulada y un gran riesgo de que bajo sus pies una placa de hielo se desprendiera arrastrándolos al vacío.

Pese a no hacer cumbre, el enriquecedor caudal de experiencias, emociones, alegrías y penas mereció la pena como relataron los escaladores que acompañaron a Indalecio Blanco en su aventura solidaria. La fuerza de voluntad del deportista langreano obligando a sus piernas a robarle un metro más a la montaña, en una lucha heroica y desigual conmovió a todos los que estaban a su lado.

Las adversas condiciones meteorológicas hicieron imposible hacer cumbre en el Aconcagua. Foto: rosafernandezrubio.com