“En España no hay un apoyo institucional fuerte a la investigación de base”

Narseo Vallina Rodríguez, es un joven natural de la Güeria Carrocera en San Martín del Rey Aurelio. A día de hoy es profesor investigador en el instituto IMDEA Networks en Madrid, cargo que compagina como investigador en el International Computer Science Institute en la Universidad de Berkeley (California). Es graduado por la Universidad de Oviedo en ingeniería de telecomunicaciones y obtuvo un doctorado en Informática por la Universidad de Cambridge.
Narseo Vallina
Narseo Vallina

 – ¿Es complicado que un ‘guaje’ del valle de Carrocera termine teniendo una trayectoria internacional?

– A priori es complicado porque desconoces los pasos que tienes que seguir. En mi caso, tuve la suerte de obtener una beca de los Fondos Mineros para hacer mi proyecto fin de carrera en el extranjero y también de conocer casi al mismo tiempo a Pablo Rodríguez, un gran investigador langreano, quien me orientó sobre proyectos que se estaban realizando en algunas universidades Europeas. Gracias a todo esto pude realizar mi proyecto fin de carrera en la Universidad de Cambridge durante 6 meses, lo que me abrió las puertas para después realizar el doctorado a base de trabajar duro.

 –  Su abuelo era electricista, ¿Influyó esto en su vocación científica?

– Creo que sí, aunque no lo llamaría vocación científica sino más bien interés por la tecnología. Recuerdo  con cariño que siendo pequeño me ponía a hacer juntos lo que él llamaba inventos o a destripar aparatos. Eso fue poco a poco abriendo mi curiosidad por la tecnología y por entender cómo funcionan las cosas. También hubo otra persona que influyó mucho en mí, el químico felguerino Juan Lucas Leiva, amigo de mis padres, a quien le gustaba ponerme problemas de física y química durante el verano para que los solucionase de una semana para otra.

– ¿Cómo se forma un científico y/o investigador?

– No creo que ser científico sea innato o vocacional. La mayoría de los científicos que conozco somos gente bastante normal que poco tienen que ver con el clásico geniecillo de las series de la tele. Cuando acabé el instituto ni siquiera sabía que carrera estudiar, así que mentiría si dijese que ya desde guaje tenía vocación científica. En mi caso, creo que lo más me ha ayudado es ser curioso, exigente conmigo mismo, bastante critico y perseverante, lo que tal vez tengo que agradecer a mi familia y mi entorno social. Desde muy pequeño me encantaba aprender y tanto en casa como en el colegio se me estimuló el interés tanto por las ciencias como por la música o la historia. Todo eso fue muy positivo para mí porque nunca me aburría. La vocación científica profesional me surgió más adelante, cuando empecé a trabajar con gente brillante de la Universidad de Cambridge y Telefónica I+D de los que aprendí muchísimo. Trabajar en sitios tan estimulantes me motivó a dedicarme de lleno a este mundo.

– Es una leyenda o ¿tuvo que emigrar de las cuencas por falta de oportunidades para su futuro?

– Es una realidad por desgracia. Ahora mismo creo que es imprescindible salir fuera siempre que se pueda, incluso fuera de España. Es muy importante empaparse de cosas que no tienes en tu entorno para desarrollarse personal y profesionalmente. El problema, muchas veces, es que una vez que te especializas se hace difícil volver, por mucho arraigo a la tierra que tengas, ya que las expectativas laborales en Asturias hoy en día no son muy halagüeñas y no hay demanda laboral por este tipo de perfil. Es fácil encontrar mejores oportunidades profesionales en algún otro lugar aunque me gusta pensar que esto cambiará en el futuro.

– ¿Qué oportunidades le han brindado fuera de España?

– Lo que más me ha proporcionado es la oportunidad de conocer y aprender de mucha gente interesante y de estar en universidades y centros de investigación donde se valora y potencia el individuo y su trabajo. Estar en un buen entorno académico con tal concentración de capital humano es la mejor forma de crecer.

Narseo Vallina en un momento de la entrevista con nuestra redactora Marta Varela.
Narseo Vallina en un momento de la entrevista con nuestra redactora Marta Varela.

 – Pero la final ha vuelto, en principio gracias al Instituto IMDEA Networks, ¿qué ha decantado la balanza hacia esta propuesta?

– Llevo poco más de un año, desde octubre de 2016, trabajando nueve meses al año en España y tres meses en la Universidad de Berkeley en California donde estuve a tiempo completo desde 2013. Volví a España por estar más cerca de la familia, de los amigos y también porque tras 10 años fuera consideraba que ya era tiempo de volver. Coincidió que me surgió la oportunidad de unirme al grupo investigador de un instituto público con proyección internacional como el IMDEA Networks en Madrid. De hecho, en IMDEA Networks la mayor parte de los profesores son extranjeros, y el resto somos españoles con experiencia internacional. Es cierto que la investigación en áreas como en la que yo trabajo está bastante atrasada en España pero IMDEA Networks se sale un poco de la norma al seguir el modelo norteamericano.

– ¿Qué hace?

– Mi área de investigación trata de analizar como funciona Internet, la mayor creación humana de la historia. Aunque parezca mentira, muchos aspectos y dinámicas de Internet aún se desconocen y yo intento “medir” y “analizar» alguno de ellos para identificar problemas y proponer soluciones usando como herramienta el método científico.

Internet es un sistema muy complejo en el que miles de millones de dispositivos, desde teléfonos móviles a coches y neveras, están conectados a la red. Un problema bastante común es que muchos dispositivos son vulnerables a ciber-ataques. Muchos usuarios que consumen tecnología no son conscientes de que la tecnología puede causar serios riesgos a su privacidad y seguridad. Por ejemplo, recientemente hemos identificado graves abusos de privacidad en miles de aplicaciones móviles diseñadas para niños y hemos analizado a gran escala las organizaciones que obtienen datos privados de los usuarios a través de los teléfonos móviles.

Al final sólo intento satisfacer mi curiosidad personal de una forma muy práctica y busco problemas que puedan repercutir en la sociedad. Me siento afortunado de tener un trabajo en el que puedo dedicarme a lo que me gusta en todo momento y en el que nunca dejo de aprender cosas nuevas.