Florentino Martínez, presidente de Langreanos en el Mundo
“El sentimiento de identidad de los asturianos que marcharon siempre hace referencia a su propio pueblo”
Florentino Martínez Roces es el presidente de Langreanos en el Mundo y del Centro asturiano de Málaga. En el 2015 recibió el Langreano de Honor por su labor al frente de ambas organizaciones. Actualmente Langreanos en el Mundo cuenta con 723 socios, repartidos entre los cinco continentes.
–¿Qué factores crean una identidad a los langreanos que se encuentran fuera del municipio y cuántos socios tenéis?
Bueno, pues yo te voy a comenzar contando una anécdota. El día 16, una señora con más de ochenta años vino desde Argentina, habiendo nacido ya allí y sin haber estado en Asturias. Se sentía langreana porque su padre era de esta zona y desde pequeña le había hablado de su pueblo. Vino con una nieta a conocer e investigar dónde había nacido él. Eso es el sentimiento de identidad.
Decía un hombre que está muy metido enlos temas de emigración a nivel nacional, que “el ADN del inmigrante está en su municipio”.Es cierto. En América, sobre todo en Cuba, que es donde podemos decir que más asturianos se desplazaron, las asociaciones giran alrededor del municipio, funcionando con federaciones. Incluso en Argentina hay varias asociaciones de este tipo. Luego, por supuesto, están los centros asturianos también funcionando, pero la gente no viene a Asturias si no que visita su pueblo.
-Presidente del centro asturiano de Málaga y de Langreanos en elMundo, lo que le ha valido recibir el Langreano de Honor. ¿Se considera un activista de Asturias?
-Sí. Soy un activista de siempre. Yo marché para Málaga en el año 72, y cuando estaba aquí ya tenía inquietudes. Con 13 años fundé un equipo de fútbol hasta que todos cumplimos los 18. Se llamaba el Imperial La Salve -de dónde éramos-. Cuando marché con mi familia a Málaga echaba en falta lo que había dejado atrás. Siempre pasa. Allí formé parte de la primera comisión gestora del centro asturiano de Málaga, y desde entonces o como presidente o en la directiva he estado vinculado al centro. Ahora el problema está en que cada vez es más difícil encontrar gente que asuma el relevo.
-¿Por qué? ¿No hay implicación?
-El porqué de los centros no es lo mismo que antes. Los centros se crearon para hacer labores de beneficencia, de solidaridad. Incluso hay autores que hablan de que su creación respondía a la necesidad de enterrar a los muertos, sobre todo aquellos que estaban fuera del país. Pero hoy en día ya no existen esas necesidades porque están cubiertas en la mayoría de los países por los propios gobiernos. Entonces quedamos con la banda de gaitas y con la gastronomía, y en el fondo de cada uno de nosotros ese sentimiento hacia Asturias o cada uno hasta su pueblo.
-Langreanos en el Mundo, facilita que las personas que están en otros países se puedan poner en contacto.
Lo intentamos, pero también tenemos que tener en cuenta la ley de protección de datos. Si alguien nos dice, por ejemplo, me gustaría contactar con un langreano en Helsinki, nosotros consultamos la base de datos y contactamos primero con quiénesestén allí. Les comentamos la petición de la persona y si ellos nos autorizan los ponemos en contacto. La verdad es que, en esos casos, nunca ha habido problemas. De hecho, tenemos casos como el de Argentina donde llegaron a juntarse más de 100 familiares, a través del apellido Meana a través de la asociación. Muchos de ellos ni siquiera se conocían.
-¿Qué nuevos proyectos baraja la asociación?
-Tenemos el foro de asociaciones el 10 de septiembre, donde vamos a ver el futuro del mismoi ya que entendemos que no vale sólo con quedar una vez al año si no que hay que hacer un trabajo que se mantenga en el tiempo. Aunasí se han hecho cosas importantes como la agenda de actividades que tenemos, el código de ética y buenas prácticas. Por otra parte, se va tocar el tema de la fidelización de asociados, que es un problema que tienen todas las asociaciones.
Después hay otro proyecto que tenemos que es “Estampas de la inmigración” que tratamos de impulsarlo intentando tener un archivo o centro testimonial con imágenes de Langreanos en el Mundo, con escritos, anécdotas, referencias, epístolas que se hayan escrito entre inmigantes, etc. Con ello queremos tener un fondo que quedé para la asociación o, en su defecto, para el Ayuntamiento.
También queremos promover que la actividad que hacen organizaciones como Lagreanos en el Mundo sea reconocida y se extienda a otros municipios, porque consideramos que el contacto con aquellos que marcharon debe de ser del municipio, independientemente de lo que haga el Principado. Asociaciones como la nuestra, con un contacto cercano, hoy en día son viables gracias a las nuevas tecnologías. Y, por último, estamos trabajando en la edición del libro del décimo aniversario.
-Al margen de la fidelización de los socios, ¿con qué otros problemas se encuentran las asociaciones?
-El tema económico, ya que estamos en un momento en que las asociaciones no viven de subvenciones como en otra época. Antaño solía existir un clientelismo del gobierno de turno en función del color de la asociación. Y sí, aunque normalmente en los estatutos se suele decir que es apolítica no es menos cierto que el presidente, que es la cara visible, tiene una opinión y según quién esté en el gobierno tienes más simpatías o no. Ahora está cambiando con el sistema de convocatorias que se está realizando en el que se van a solicitar subvenciones para proyectos concretos.
-¿Cómo se ve desde Langreanos en el Mundo el regreso de los emigrantes a España? ¿Es un futuro incierto?
-Es complicado. Ahora mismo estamos en lo del “retorno del talento” que han llamado. Un chaval que termina la carrera, que le cuesta a su familia y al estado, tiene que marchar al extranjero porque aquí no hay trabajo. Lo que es malo por una parte también es positivo por otra ya que adquiere una práctica fuera de España o de su comunidad.
En algunas comunidades se están estableciendo planes para conseguir retornar ese talento. No es un tema fácil, todo lo contrario. Se subvenciona al que viene con los gastos de desplazamiento y en ocasiones con una ayuda a la vivienda. Además, se da subvenciones a las empresas. La dificultad de todo ello está en que las empresas y los organismos creen este tipo de trabajos que puedan hacer retornar el talento. En el caso de los que ya están viviendo fuera, el retorno se hace más difícil. Ya tuvieron sus hijos allí, tienen sus nietos y muchas veces, si se deciden a volver, vuelven a ser “extraños” en su propia tierra.