“A la llingua hay que quererla igual que a una güela”
Langreo. 4 de noviembre 2025.
Pablo Carrera es gaitero, lavianés y buen guaje, y no está escrito en orden de importancia. Empezó haciendo “bolos” con su padre por las fiestas de la Cuenca y en esos tiempos aprendió a llevar una hoja de artista. “Había que apuntar si se tocaba la procesión, la misa, si quedábamos a comer…”. Aprendió a tocar la gaita con 11 porque el nietu del Carreru ye lo que tien que facer… y hace 10 años cambió la montera picona por el cascu de minero para fundar la banda Gaiteros del Carbón. Las señas de identidad del grupo son la profesionalidad, la juventud, el compañerismo y todas las canciones que os imaginéis que tienen que ver con la Cuenca. Desde El Chalaneru y Santa Bárbara, hasta Los Berrones o la última de Marisa Valle Roso. Verlos entrar un escenario, siempre respiga.

Hay un problema de Ángel González que está en las paredes de A Mansalva, que dice, “para que yo me llame Ángel González, para que mi ser pese sobre el suelo, fue necesario un ancho espacio y un largo tiempo”. Entonces, ¿qué fue necesario para que Pablo Carrera, el bisnieto de un gallego llegara hoy a ser quién es?
Pues, fue necesario tener, yo creo que, orgullo de dónde vengo. Creo que estoy haciendo la carrera que Aquilino Carrera no pudo hacer. Él era un hermano de mi abuelo, gracias al que mi abuelo empezó a tocar la gaita. Fue fusilado con 25 años en el centro penitenciario de Guernica. Y después a otro hermano mayor, también, Ubaldo. A este le dieron tantes palices que llegó a quedar mal y quedó interno en la Cadellada. Pues sí, mi abuelo cogió la afición por la gaita de su hermano Aquilino, y esa afición después creo que la trasladó a todos los sus fíos, o sea, a mi padre y a todos mis tíos, y de ahí a mí y a mis primos. Sí, yo creo que llevo por orgullo de dónde vengo, eso por una parte, y por otra estoy haciendo carrera que los míos no pudieron hacer.
¿Había dudas de que fuerais gaitero o fue algo elección propia?
Fue una cosa natural. Yo, claro, ya desde muy pequeño, iba con mi padre y mi güelu a todos los fines de semana a todas las romerías que había del conceyu de Casu y Sobrescobio a… Un día dieron en la escuela, al Colegio Elena Sánchez Tamargo, una charla relacionada con instrumentos musicales. En esa charla estaba la gaita asturiana y cuando hablaron de ella yo sentíme diferente. Porque conocía muchas cosas que los mis compañeros no. Yo ya sabía que se llamaba el roncón y que lo que hacía sonar al puntero yera la payuela, Me parecía algo como tan lógico y tan natural. Ahí fue cuando dije, pues voy a apuntarme a gaita porque yo sé de esto…
“Estoy haciendo la carrera que los míos no pudieron hacer”
El niño Pablo que empezó a tocar la gaita, ¿cuándo pensó por primera vez que quería montar una banda de gaites?
Uff, la primera vez que pensé en ello, no te sabría decir, nunca pensé en montar una banda de gaites en realidad. Yo creo que fue una cosa que vino de manera natural y me cogí a ella. Se dieron una serie de situaciones y entonces fundóse la banda de gaites.
¿Qué pasó?
Diose la circunstancia de que iban a hacer un homenaje al Pozu Carrio en la cabalgata de Reyes de ese año, el 2016, porque la mina cerraba. Ernesto González, de Con Alevosía Teatro, me llamó para participar. Quería unos extras, sin más. Me dijo, “¿tú que tienes unos cuantos chavales? ¿Si ponéis un casco y vais de mineros?» Dije, no solo vamos a poner los cascos, ya que somos de la Escuela de Música, vamos a ir tocando. Y la verdad es que, claro, visualmente impactaba. 30 persones tocando gaites y percusiones, y vestidos con indumentaria minera. De ahí es donde vino la idea,

“Necesitamos querer más a nuestra cultura, lengua, literatura, música…”
¿Y cómo se fae en estos tiempos que corren para inocular a los guajes el amor por la gaita?
Muy difícil. Ya no solo por el amor a la gaita. Yo creo que en Asturias, en general, hay un problema de amor hacia lo propio. Necesitamos querer muchísimo más a nuestra cultura, y no solo la gaita asturiana. A la nuestra lengua, a la nuestra literatura, a la música…. Y es que hay veces que, desde la sensación, como que da cierta vergüenza, ¿no? Cuando tenía que ser al contrario. Hay gente que de repente cuando sale fuera se da cuenta de esas cosas. Pero no profundiza. Y entonces es muy difícil llegar a los chavales. Yo creo que necesitamos que el sistema educativo haga una apuesta firme, y seria, y real acerca de la cultura asturiana. De la importancia que tiene, del conocimiento de la cultura asturiana en general.
Como defensor de la cultura de la cultura asturiana también eres defensor de la llingua. En una entrevista te leí que al asturiano había que querelo como a los güelos.
Bueno, como que no queda de otra, ¿no? Es lo que yo no acabo de entender muy bien, ¿cómo puede ser que una persona no conozca el segundo apellido de su güela? ¿Dónde nació? ¿Quiénes son los hermanos? ¿Cuándo se casó y por qué se casó? No sé. A mí me gusta sentáme con mi güela y preguntar:
—Oye, ¿cómo era lo carro cuando pasaban los fugaos?
¿Cómo puede ser que haya gente que ni siquiera directamente no sepa absolutamente nada de su abuela y sí lo sepa de Isabel Preysler.
No me entra en la cabeza cómo alguien que de repente nace en la cuenca minera diga ghosting o running y no sepa lo que afallaizu y no quiera indagar acerca de lo suyo.
Pero vamos a ver. Lo primerísimo que tienes que haces es conocer y después querer. Es que sí, la llingua hay que quererla igual que a una güela.

Pídele algo a los políticos de la cuenca y no te cortes. Yo te voy a apoyar y si quieres lo firmamos los dos.
PABLO: Que hagan las cosas con tiempo. Planificación, ¿no?
Acaben haciéndoles cosas pero a base de exprimir hasta el último segundo. Y claro, no se puede vivir así. Eso sería…
“A los políticos les pido que hagan las cosas con tiempo”
Y ya, la última. Quiero que ejerzas de cuenquista y que recomiendes algo a tus vecinos y vecinas de lo que tú presumas de la cuenca.
PABLO: Que sea un monte, que suban a un monte.
