Maeve. Asociación contra la violencia de género.

Abortaron, abortamos, abortaremos

Las mujeres a lo largo de la historia, hemos abortado, abortamos en la actualidad y lo seguiremos haciendo. Es una tremenda y triste realidad que todas las  mujeres en esa tesitura afrontan con dolor, miedo e incertidumbre, amén de un sentimiento de culpabilidad que a muchas de ellas las marca de por vida. Se trata de tomar decisiones personales, íntimas y tan difíciles que solo el hecho de pretender prohibir, imponer, sancionar o punir, más allá de una lógica regulación sanitaria, ofende a nuestra inteligencia y repugna a nuestro espíritu.

Esconder la ropa sucia en el armario para que las visitas no la vean, es un truco tan viejo como ineficaz que trata de ocultar momentáneamente la realidad subsistente. Esta es la estrategia que presenta el ministro Gallardón: hacer invisibles más de 100.000 abortos al año. Pero cuidado, no es que estos abortos no se vayan a producir, sencillamente pasarán a ser ilegales, condenando así a las mujeres que decidan abortar, pese a todo, a situarse al margen de la ley, a hacerlo en lamentables condiciones sanitarias, sin garantías suficientes, e incluso poniendo en riesgo sus vidas como antaño. En el mejor de los casos, las  que se lo puedan costear, viajarán a un país donde les practiquen un aborto con garantías sanitarias y cobertura legal, abriendo así la brecha económica, como en épocas pasadas.

No traten de engañarnos, las legislaciones restrictivas no disminuyen el número de abortos. Según estadísticas recientes, en España, 35.500 mujeres abortan por problemas económicos, 66.107 por motivos personales y privados, 3.234, porque el feto padece una anomalía grave, pero no extrema ni incompatible con la vida, y 500 son mujeres menores de edad, que no pueden comunicar esta decisión a su madre ni a su padre.

Así con esta contra-reforma de la ley, de las 120.000 mujeres que cada año interrumpen su embarazo, 105.341, pasarán a ser invisibles, ilegales, pero seguirán abortando a pesar de las estúpidas leyes, que estos mequetrefes políticos, alentados por los próceres de la iglesia, pretenden imponernos. Hipocresía social que hará disminuir las cifras oficiales. Mientras, nosotras seguiremos abortando.