Hay un nuevo poeta en mi ciudad

Reflexiones en torno a Diario de un poeta, de Óscar Díaz Fernández

Platón, según podemos leer en su diálogo República, proponía expulsar a los poetas de su soñada ciudad ideal. Para él esos “artistas imitativos”, alejados de la realidad tanto como un pintor de su modelo, eran “fabricantes de fantasmas”, unos “falsificadores de la realidad”, nocivos por tanto para la buena salud de una sociedad futura que él estaba diseñando.

Desde entonces, allá por el siglo V a. C, miles de escritores se han empeñado en demostrarle que no tenía razón. Uno de los soldados de ese ejército de poetas que recorre la historia acaba de enseñarnos sus habilidades con una bien afilada pluma en Diario de un poeta, su primer libro (Bubok Publishing).

Los que pensamos que Platón se equivocaba estamos de enhorabuena. En Sama de Langreo acaba de brotar otra flor, otro nuevo libro en el jardín de la poesía (también incluye tres pequeños brotes en prosa). Las ha esculpido Óscar Díaz del bloque de su vida, usando con fuerza el martillo de sus ganas y el todavía pequeño cincel de su experiencia. Y la obra resultante, esas piezas que cada uno, según el asiento que le haya tocado ocupar en el teatro de la vida interpreta a su manera, le gustará (creemos) a cualquiera que la saboree.

Óscar nos habla del Amor (en la marea de tus párpados/en el amanecer de tus pestañas/en tu querer/en tus pequeñas manías/en los besos que me das/en los que me debes), dela Soledad(por si acaso/me quedo en la ventana/a esperarte), del Sexo (mientras sigo el curso de tu cuerpo/preguntándole a tu ombligo qué decirte/¿quieres conocer el infinito?/relájate, disfruta y rompe tu reloj/que ya volveremos a lo de siempre), dela Melancolía(de unos labios sin amor –por ahora/de ese rímel por correr/de toda una historia por contar/lo pasábamos tan bien –lo pasábamos–),…

Recuéstense en su sillón y deténganse ante la obra que este poeta pone ante sus ojos. Les sorprenderá. Verán que no es un constructor de fantasmas; comprobarán que no falsifica la realidad. Al contrario: un poeta nunca miente. Aquí está la vida (su vida) en estado puro. ¡Ah!, se me olvidaba: Óscar Díaz Fernández tiene dieciséis años.

 Miguel Ángel Ríos Sánchez

Profesor del IES “David Vázquez Martínez” (Pola de Laviana)