“No entiendo que el legado de Alfonso Camín esté parado”

Albino Suárez (1933), tiene el aura de los viejos poetas y la tenacidad de quien buscó en las letras alivio y esperanza. De familia humilde, a los 12 años ya machaba piedra en la carretera de la Falla de los Llobos con un par de sacos y trapos atados a los pies que le servían de calzado. Nacido en Tiraña, pronto comenzaría su andadura por las minas de la zona. Su vida la resume en tiempos: 25 años en la mina, 25 años vendiendo libros, 25 años editando la revista Alto Nalón. Noventa primaveras, noventa libros y miles de vivencias que atesora y cuenta con su destreza innata de narrador. De su vida habla para LA CUENCA DEL NALÓN.

Noventa años, y noventa libros. ¿Cómo empieza a escribir?

Yo no tenía ni la escuela primaria. Hay que pensar en la época que nací, que me tocó siendo un bebé la revolución del 34, la guerra después, y al terminar el conflicto bélico las consecuencias que sufrimos. A los 16 años ya leía poetas clásicos, de los nuestros. Leía a Lorca, que estaba prohibido, a Campoamor, a Bécquer. Me autoformé y me gustaba escribir. Será una tontería, pero para mí, leer al Guerrero del Antifaz era la ilusión de todos los fines de semana.

¿Cuál fue el primer libro que escribió?

“Horas Lejanas”. En el 59. Con él profundizaba en la poesía romántica. Están todos en este índice (señala con su libro en la mano).

Tiene muchos libros que toman como referente geográfico Laviana y, en este sentido, hace una gran labor de documentación. ¿Es una manera de dejar un legado?

Tengo libros de muchas temáticas, pero sí que últimamente escribo con relación a Laviana. También abordo los temas de la minería con títulos como “Los que no volvieron” que es una especie de archivo que ni siquiera los familiares tienen. En él recojo los mineros que fallecieron aquí – aunque sean de otra parte- pero también los mineros que siendo de aquí fallecieron en otras minas. Tampoco es la primera vez que escribo de minería porque el segundo libro que hice fue “Camino de negruras”.

Ha hecho muchas cosas en la vida. También escribir en prensa.

Sí, empecé como corresponsal en La Voz de Asturias, de nuevo totalmente. Pero luego empezaron los problemas siendo minero… en el 62.

Albino Suárez, protagonista de la entrevista de este mes en La Cuenca del Nalón.

Le tocó la represión.

Sí. Estuve encarcelado, fui detenido dos o tres veces… En esa época fue cuando comencé a escribir los verdaderos dramas de cómo se había vivido aquí la postguerra. Porque no te voy a engañar. La represión franquista y la huelgona la viví como todos, porque quien más y quien menos temía las consecuencias. Fíjate tú como era ese pánico que cuando murió Franco yo mismo me preguntaba: “¿Y ahora qué?”. Siempre teníamos miedo a que alguien te denunciara. Teníamos una vida muy precaria. A mí me tocó pasar fame.

¿Hay tintes biográficos en su obra?

Me valgo de la experiencia a la hora de escribir, pero biográfico hay poco. Aunque de vez en cuando puedas llevar algo a tu terreno siempre intento contar las cosas con perspectiva porque lo contrario no me parece conveniente.

Puso en marcha la revista “Alto Nalón”. Qué me puede contar de aquellos años.

Fue un proyecto que duró 25 años y que costó mucho dinero y mucho tiempo. Algunos piensan que me lucré con ello, pero la verdad es que hubo momentos en los que tuve que poner dinero. La hacía yo sólo y la tenía por gusto. Porque a mí me gustaba escribir y ahí podía publicar lo que quisiera.

Y, ¿qué publicaba?

Todo lo que estuviera a mi alcance y mi capacidad. Iba recuperando temas, testimonios, había un batiburrillo de todo al que le fui poniendo forma, mejorando cuestiones como la portada de la revista a la que añadí una fotografía en vertical. Al final tuve una paginación de más de 100 hojas.

Precisamente la recopilación de documentación y fotografía es algo que abunda en su obra. ¿Cómo llega a esa información?

Hablando con la gente y siguiendo el hilo de lo que te dicen. Yo no soy historiador ni nada, pero creo que hay que potenciar esos testimonios, aunque luego tengas que cotejar esa información. Forma parte de mi vocación.

“Para mí, leer al Guerrero del Antifaz era la ilusión de todos los fines de semana”

El escritos lavianés, en las proximidades de la iglesia de La Pola.

De entre esos casi noventa libros, alguno tuvo que costar más…

Me costó sacar adelante el de Alfonso Camín, Heraldo de Asturias. Me lo publicó Alsa, que me lo pidió, y tuve que prepararlo rápidamente e incluir muchos datos y documentación. Fue un trabajo largo.

Habla de Alfonso Camín y lo hace con devoción. Siempre ha tenido usted a Alfonso Camín como referente.

Alfonso Camín fue el poeta más grande que tuvo Asturias. Y no solo eso, también fue un buen periodista. Tuve el placer de conocerlo. De aquella había escrito algunas cartas a personas del mundo de la cultura, pero nunca nadie me había contestado. A él le escribí cuando estaba exiliado en México y le dije lo que me pasaba, que algunos se comprometían a escribir, pero luego no sucedía y que bueno, que si pasaba eso pues que en cierta medida ya estaba acostumbrado. Al mes recibí una carta certificada de él y obviamente, me convertí en su defensor número uno. En la actualidad, no entiendo como el nombre de Alfonso Camín no está en boca de todos y no sé cómo el Principado de Asturias, que recibió todo su legado, está silenciado y callado sin hacer nada con él.