“Ninguna conocía el balonmano hasta que llegó a Laviana Purina Zapico”

Luisa Álvarez Iglesias, natural de Laviana, es una de las pioneras del balonmano en España junto a sus compañeras. Con noventa años largos a su espalda, y sin problemas para reconocerlos, desprende una gran vitalidad que también estaba presente en el campo de juego cuando entorno a los años cuarenta, comenzó a jugar. Capitana del equipo de balonmano de Pola de Laviana, que se creó tras la aparición de Purina Zapico, Luisa Álvarez Iglesias nos acerca a aquellos años y a un deporte, que en aquel momento, todavía era un gran desconocido.

 -¿Cómo valora aquellos años?

-Fueron los mejores años de nuestra vida. Viajábamos a todas partes y por toda España. Nos faltó poco para ir a Biarritz pero por falta de presupuesto no pudo ser. De todos modos fuimos a otros lugares del extranjero, como Holanda, Francia o Bélgica. Jugábamos contra selecciones de esos lugares. También jugamos contra otros rivales de España como las chicas de San Sebastián, que eran muy buenas.

-¿Las ganaron?

-Sí, si, las ganamos. -Comenta orgullosa-. Nos costó pero lo conseguimos. También venían equipos de otros lugares y de la propia zona de Asturias. Había un grupo curiosín de chicas jugando en Infiesto y también había un equipo en Sama, pero enseguida se vino abajo. Ente las que continuaron estaban las de Gijón.

-Antes de la llegada de la entrenadora, ¿se conocía el balonmano?

-No, la verdad es que no. Empezamos a jugar cuando ella llegó.

-¿Cómo fueron los inicios?

-Ella llegó aquí desde Alemania, donde estaba estudiando y donde ya practicaba balonmano. La llegada vino motiva por el fusilamiento de su padre, que era gobernador civil con la república en Cádiz. Cuando comenzó la guerra y le mandaron entregar la plaza se negó. Lo detuvieron y después lo fusilaron. La madre de Purina decidió entonces volver a la casa familiar con todos sus hijos y así llegó Purina a Pola de Laviana. Después se marchó a vivir a Venezuela donde todavía vive una de sus hijas.

-Y, cuando se marchó, ¿siguieron entrenando?

-Sí. Empezaron a venir dos policías armados de Oviedo a entrenarnos. Venían dos veces a la semana y continuamos practicando balonmano.

-¿Cómo empezaron a jugar a balonmano?

-Pues teníamos dos equipos que llamábamos las blancas y la azules, por el color de las faldas.

 -¿Jugaban en falda?

-Sí. (Risas). Luego ya nos dieron otra equipación con una falda más corta y más mona, la verdad.

 

Luisa recogiendo la insignia de oro de la Federación de Balonmano del Principado de Asturias

-Bueno, había dos equipos pues…

-Sí, había dos equipos y mucha piquilla entre las familias. Jugábamos entre nosotras y venía gente a vernos y claro, cuando ganaban las azules se enfadaban con los de las blancas… y a la inversa. Los partidos eran de entrada gratis y no cobrábamos entrada, pero si que pasábamos una bandeja y luego les perruques que había se las dábamos a algunas chicas del equipo que estaban malinas como Amelia Cabrero, que murió de una afección de pulmón y se nos fue muy joven.

-¿Cómo eran los entrenamientos de un deporte que se desconocía?

-Pues el día comenzaba a las ocho de la mañana cuando acudíamos a misa. Después íbamos hacia el campo de fútbol a entrenar. Las porterías y los balones eran de fútbol. Purina nos ponía en círculo a pasar el balón para aprender a controlarlo. Por ejemplo, ahora para tirar a gol son siete metros, pero antes eran once. Luego había mucha gente que nos venía a ver, el campo estaba a tope. Fuimos muy felices.

¿Cómo era la relación con Purina?

La queríamos mucho. De hecho le hicimos un homenaje hace unos años e inauguramos un monolito en el polideportivo de Laviana. Fue Chelo la que se encargó de hablar con el alcalde, Adrián Barbón, y muy rápidamente se organizó un acto en el polideportivo donde fue a cantar también la masa coral de Laviana.

-¿Sigue teniendo relación con las otras jugadoras?

-Sí. Siempre he tenido las mismas amigas. Ahora salimos a pasear, a tomar el vermut, nos hacen homenajes como pioneras del balonmano, recordamos tiempos muy buenos.

-¿Alguna vez se decidió a dar el paso de pasar de capitana del equipo a entrenadora?

-No. No. Yo dejé el balonmano a los treinta y nueve o cuarenta años. Como tenía familia por diferentes partes de España, porque somos muchos hermanos, me dedica a visitar a unos y a otros y no pensé en ser entrenadora.

-Durante su vida ha practicado más deportes ¿verdad?

-Sí. Teníamos un grupo con el que salíamos a pasear por los montes de Caso y alrededores. Lo pasábamos muy bien. También me gustaba esquiar. Pero lo más importante para nosotras siempre fue el balonmano.

 

Luisa Álvarez repasando fotografías de sus comienzos antes de la entrevista

¿Cómo vivió la experiencia del campeonato de España?

-Fue una experiencia muy buena. Ganamos tres campeonatos de España. En un principio los equipos eran de once personas, pero luego se pasó a siete. Lo pasamos muy bien.

-¿Esas copas y trofeos donde están?

-Pues en la iglesia de Villoria (se ríe). A ver, a cada una nos daban un trofeo individual y después nos daban copas y trofeos grandes. En un principio las teníamos en lo que es ahora la Casa del Pueblo de Laviana, en un local. Pero después nos marchamos y teníamos que encontrar un sitio donde tenerlas. Yo era amiga del párroco de Villoria y decidimos llevarlas a la iglesia y así sirvieron de floreros y jardineras para adornar. Quedaron muy guapos. (Se ríe) ¿Qué íbamos a hacer con ellas, no?

-Un equipo femenino en aquella época de un deporte que no era demasiado conocido. ¿Salían en prensa? 

-Sí. Salíamos muchas veces incluso lo hacíamos en El Marca. Pero también es verdad que El Marca de entonces no tenía nada que ver con El Marca de ahora. Tengo, de hecho, una gran colección de fotos en las que sale el equipo jugando o recibiendo premios.

-Actualmente, ¿sigue en contacto con el deporte?

-Si. Voy muchas veces al polideportivo y ahora veo a las chicas que juegan dentro de la cancha cubierta. Ya no lo hacen en hierba como nosotras, pero me gusta mucho verlas.

-Por último, recuerdas alguna anécdota de los campeonatos o de fuera de los campeonatos.

-Sí. Hay una que siempre recuerdo. Cuando íbamos a los campeonatos o recorríamos España y se hacían recepciones para los equipos eran momentos muy divertidos. Allí se cantaba, se tocaba el piano, se charlaba. Estábamos muy contentas. También nos llamaba la atención que todos los chicos y chicas sabían tocar el piano y tenían ciertas destrezas que nosotras no. En una de esas veces nos preguntaron si sabíamos nosotras tocar el piano y claro, ninguna sabía.