Volver a los valores de Emilio Barbón

Rosa Roces, Adrián Barbón, Javier Fernández, Vicente Barbón y Gabriel Menéndez Zorita durante los actos de entrega del Premio Emilio Barbón
El presidente del Principado, Javier Fernández, insta a recuperar el espíritu del desaparecidosocialistalavianés en la gala de entrega del premio al Adaro

El Sanatorio Adaro, premiado de este año por la Fundación Emilio Barbón, compartió protagonismo en la gala de entrega de la distinctión con el presidente del Principado Javier Fernández. El máximo responsible autonómico, que lleva tres años sin perderse la cita lavianesa, aprovechó su discurso en la gala para reivindicar el legado del abogado y líder socialista que da nombre a la Fundación. Frente a los casos de corrupción que salpican la actualidad política de Asturias y en clara alusión al escándalo de la fortuna oculta de José Ángel Fernández Villa, Fernández señaló que Barbón “sabía de sobra que la corrupción no es un vicio de los tiempos, sino de los hombres. Sabía que no bastaba invocar siglas ni símbolos para presumir de honradez, que la decencia se predica con la palabra y el ejemplo público, que nunca se asegura en la apariencia, sino bien dentro, en el interior de cada uno, ahí donde sólo uno mismo es responsable de sus decisiones». El presidente del Principado, Javier Fernández también defendió su política en relación con las comarcas mineras y aseguró que «jamás» abdicará de la defensa de un territorio «esencial» de Asturias como son las cuencas. Fernández ha asegurado rebelarse «como mierense, como asturiano y como gobernante» contra la idea recurrente que presenta las cuencas como un territorio condenado a ser «devorado por el tiempo», a la minería como una actividad «agónica» y a los sindicatos del sector como organizaciones «ensombrecidas por la sospecha».

“Seguiré también en la defensa del papel desempeñado por el movimiento obrero en vuestra historia, que es la historia de Asturias”, subrayó Fernández que también destacó la labor de la entidad premiada, el Sanatorio Adaro, una institución centenaria que hace poco más de dos meses recibió la medalla de plata del Principado. El Sanatorio Adaro fue fundado en 1914 cuatro años después de que empezara a funcionar como «hospital de heridos» para los trabajadores de la mina y contó para su desarrollo con el respaldo del empresario Luis Adaro y Magro, fundador de Duro-Felguera, y del doctor Vicente Vallina, cuya labor convirtió al hospital en una referencia para la traumatología y la rehabilitación en toda España. Fernández hizo hincapié en «capacidad de evolución a lo largo de la historia» del Sanatorio Adaro, que de ser el hospital de los mineros se ha transformado en un centro que tiene «de balneoterapia a cuidados a enfermos mentales, una unidad de atención infantil, plazas geriátricas y más servicios».