Esquí con agallas

La escuela Paraven de San Isidro ofrece a centros y familias cursos de esquí adaptado

El doctor Aurelio Martínez en su faceta de monitor de esquí para personas discapacitadas.

Valentía, agallas, miedo pero también mucha satisfacción. Aurelio Martínez Cortina no deja de repetir la palabra «satisfacción» cuando habla de una de sus ocupaciones, la de monitor de esquí para personas discapacitadas psíquicas y físicas. Él, que es dentista de profesión y esquiador por amor a la montaña y la nieve, es uno de los profesores que la escuela de esquí y snowboard «Paraven», que funciona en la estación invernal de San Isidro.

La escuela hace cinco años que cuenta con el material y los profesionales necesarios para poder enseñar a los discapacitados a practicar el deporte blanco. A lo largo de este tiempo han pasado por las clases grupos enviados desde centros especiales de León (provincia en la que se encuentra San Isidro) pero también Galicia, además de particulares entre los que hay muchas familias asturianas.

«Nuestro objetivo cuando empezamos a dar clases a personas con discapacidad es que no les cueste más que a otra persona que no tenga ese tipo de problema. Por eso el trabajo extra que los profesores hacemos, que a veces es muy duro, es totalmente voluntario», señala Martínez Cortina que recuerda que «además de en San Isidro, también en las estaciones asturianas de Fuentes de Invierno o Valgrande-Pajares tienen material preparado».

Las historias de emoción, esfuerzo y superación se agolpan en los recuerdos de Martínez Cortina cuando echa atrás la vista. «Desde luego es muy satisfactorio darles clase y enseñarles que pueden hacer algo que, en principio, parece imposible pero que no lo es. Ver las caras de todos ellos, niños y mayores, cuando bajamos esquiando por las pistas es impagable», apunta el monitor langreano.

La satisfacción es triple, para profesores, alumnos y familias. Martínez Cortina explica que «muchos familiares llegan aquí con miedo, lo ven como algo peligroso para los chavales, pero cambian de idea en cuanto ven lo bien que se lo están pasando». Además de discapacitados, en la escuela Paraven imparten clases a personas con algún trastorno de carácter autista.

El material  y las pistas (cuando hay buena nieve) están ahí, sin embargo, para los que trabajan con la idea de hacer el esquí accesible a todo el mundo aún hay «muchas cosas que mejorar». Sobre todo las instalaciones de las estaciones donde a veces «se hace difícil» mover las sillas de ruedas: «Los ejemplos a imitar son estaciones como Sierra Nevada donde todo, absolutamente todo, está preparado para el esquí adaptado», apunta Martínez Cortina.

Aurelio Martínez, con uno de los alumnos de la escuela Paraven.