Las reses de Caso suben a la montaña

Caso reintenta la tradición de llevar sus reses a los montes antes del verano y hacer partícipe de la misma a vecinos y visitantes. Eran veinticuatro las cabezas de ganado, entre vacas y bueyes, las que realizaron, a finales de mayo, el recorrido comprendido entre Campo de Caso y el puerto del Valle Capiella, donde fueron soltadas. Allí, a unos 1.300 metros de altitud, permanecerán hasta el próximo mes de octubre. «Es la tradición de la trashumancia, que se remonta a siglos atrás. Y creemos que es necesario darla a conocer entre la ciudadanía, porque es algo que hay que proteger», señalaba el ganadero Diego Aladro González.

El trayecto, de quince kilómetros, se cubrió en dos etapas. «Cada vez es más difícil ver este tipo de prácticas en la región y, en particular, en esta comarca». Aladro mantiene esta actividad subiendo todos los años hasta los prados, «donde en ganado campa a sus anchas. Aquí sí que están bien cuidados, alimentados y en un entorno privilegiado. Eso de la carne de Kobe son tonterías, porque esos animales pasan su vida en establos».

Reses dirigiéndose al puerto. Foto: Monchu Calvo
Reses dirigiéndose al puerto. Foto: Monchu Calvo

A pesar de eso, esa carne originaria de Japón es mucho más cara que la de vaca casina. «El kilo puede estar en 300 euros en un restaurante, mientras que la nuestra está en los cien y siendo de buey». Porque este ganadero es de los pocos que todavía cría toros castrados. «Es que sale muy caro; hay que estar manteniéndolos durante cinco años y el beneficio que se obtiene es escaso», afirma. De hecho, explica que él no cría para la venta, sino para consumo propio, porque su actividad profesional principal es la de cocinero en el Hotel Rural y Restaurante de Arnicio.

Tras la subida al puerto, se pudo realizar una degustación de tapas en la que participó el chef madrileño Alexis del Val.