«Correr se me da bien y ahí encontré un arma que me ayuda a sumar cosas positivas a la vida»

En el momento en que esta edición de LA CUENCA del NALÓN salga a la luz el lavianés Héctor Moro ya llevará algunos cientos de kilómetros corridos en su idea de recaudar fondos para la lucha contra el cáncer y la fibrosis quística. Moro realiza durante las primeras semanas de mayo «La Vueltona» una prueba solidaria en la que cambia kilómetros por euros que irán a parar directamente a la investigación.

-En junio hará un año de la primera carrera solidaria que corrió con fines solidarios, para recaudar dinero para la lucha contra el cáncer. ¿Por qué se decidió a ello?

-En septiembre de 2011 un amigo de Valladolid , con el que corría en bicicleta, murió de cáncer después de pelear durante mucho tiempo. Dos meses después a mi padre le diagnosticaron un tumor en el pulmón y nos dijeron que la cosa pintaba mal. Yo busqué  en el deporte una manera de evadirme de la realidad que estaba viviendo y encontré una herramienta solidaria para ayudar, para recaudar fondos en la lucha de una enfermedad que había acabado con la vida de mi amigo y que en esos momentos estaba acabando con la de mi padre.

-¿Y en todo este año, cuáles son las sensaciones?

-Desde el 3 de junio de 2012 hasta el momento que me haces esta pregunta se han recaudado 22.000 euros. Es una cifra interesante. Lo más importante que he descubierto en estos doce meses es que en el mundo abunda la gente buena  y que mucha de esa gente buena necesita  que la pinches, que la empujes para que no se conforme con vivir el día a día. Cuando picas a la puerta de la gente buena siempre te abre el corazón y te ayuda.

-¿El cambio de chip que supuso la enfermedad de su amigo y su padre hizo que el deporte pasara de ser competición a ser qué?

-Una forma de vida. No es falsa modestia, yo sé hacer pocas cosas en la vida. No tengo ni preparación, ni ningún oficio. Pero resulta que correr sí se me da bien y en ello encontré un arma que me ayuda a sumar cosas positivas a la vida.

Héctor Moro, con nuestra redactora Aitana Castaño, durante un momento de la entrevista en La Chalana

-Bill Drayton, el que se considera  padre de los emprendedores, asegura que «el que dice que algo es imposible es que él no pudo hacerlo». ¿A usted le dicen muchas veces que lo que va a hacer es imposible?

-Sí, claro que me lo dicen mucho. Yo hay una frase que leí una vez y que pienso mucho en ella: la gente que dice que algo es imposible suele ser interrumpida por otros que lo hacen posible. Y ahí me gustaría estar a mí. La postura cómoda es decir que no se puede hacer, pero hay que intentarlo. Cuando empecé a hacer carreras y vender kilómetros nunca pensé que íbamos a llegar a las cifras a las que llegamos.

-Hay otra  frase, suya en este caso, «lo bueno del deporte es que siempre da la oportunidad de levantarte». A usted ya le pasó, era futbolista y por una lesión lo tuvo que dejar…

-Jugaba de portero y me tuvieron que operar de la cadera de una bursitis crónica, me dijeron que si no me iba a ganar la vida con el fútbol, mejor que lo dejara. Estuve dos años en el limbo. Dejándome llevar por la marea, no encontraba nada que me gustara. Hice en dos años lo que no había hecho en veinte. Y muchos excesos del fin de semana que empezaron a pasar factura. En 2003 empecé a correr, no por nada especial, para poner los pantalones de deporte y sentirme mejor. Soy una persona competitiva. Hasta el año pasado, cuando empecé con las carreras solidarias, entrenaba para ser el mejor dentro de mis posibilidades, no hacía deporte por salud, solo por competir. Lo bueno que me ha enseñado a mí el deporte es que, de una manera u otra, siempre puedes plantearle una revancha cuando pierdes. 

-¿Se prepara igual una carrera para solidaria que una que no lo es?

-A la hora de prepararme soy caótico, no soy ejemplo para nadie. Mi forma de entrenar es salir al paseo del río y correr, meter kilómetros al cuerpo.

-¿Existe la soledad del corredor de fondo?

-En pruebas de ultrafondo como las que yo hago tienes picos. Son muchos kilómetros y da para pensar. Tan pronto estás arriba como te hundes. En las pruebas solidarias tienes un aliciente. Puede que suene curso pero yo cuando estoy de bajón miro al cielo y encuentro un guiño simbólico que sé que me da mi amigo o mi padre y tiro para adelante.

-¿Cómo se le ocurrió dar la Vuelta a Asturias corriendo?

-La idea era cruzar España, 1.200 kilómetros en 17 etapas, pero se necesita mucha infraestructura económica que no tenemos así que decidimos aplazar la idea. Pero no me gustó no hacer nada así que pensé en la Vueltona a Asturias, vamos en autocaravana y nos quedamos en los municipios donde termine cada etapa. Pero lo de cruzar España, que ya lo hizo Lisardo Díaz para recaudar fondos para la Asociación Galbán», sigue en mente.

-¿Cómo funciona la idea, cómo es la recaudación?

-Yo propongo iniciativas atléticas que llamen la atención. Busco un intercambio de esfuerzos, a cambio del mío físico y mental le pido a la gente que haga un pequeño esfuerzo económico y el cien por cien de lo recaudado va para causas benéficas. En el caso de La Vueltona, el 75% del total irá a parar a IUOPA (Instituto Universitario de Oncología del Principado de Asturias) y a la asociación de fibrosis quística el otro 25 por ciento. Son 800 kilómetros, maratón y media al día.

-¿Crees que es importante inculcar el deporte a los más pequeños?

-Para mi el deporte fue una tabla de salvación en los momentos críticos de la vida, es una forma de vivir esa vida.

-Y siempre llevando Laviana por bandera…

-Eso siempre. Soy lavianés 100 por 100 y así me siento.  La Vueltona sale y llega a Rioseco porque el Ayuntamiento se implicó bastante en el tema ayudándonos para ponernos en contacto con otros concejos. Pero bueno, somos vecinos, formamos parte de la misma cuenca. Y tengo que confesar una cosa, me encanta cuando leo en los periódicos «el lavianés Héctor Moro». Es un orgullo ser de aquí.

-¿Y después de la Vueltona? Tendrás en mente alguna cosa más

-Después de la paliza de una prueba como estas siempre hay una depresión post-carrera, el esfuerzo que se realiza no es normal. La cabeza es la que te hace seguir para adelante, pensar en tu reto y en la gente que vas a ayudar. El cuerpo no está preparado para estos esfuerzos pero la mente es la que te hace superarte.

-En la situación en la que estamos ahora las entidades que investigan enfermedades se encuentran en situación de indefensión. Toda ayuda es poca.

-Sí, económicamente es muy costoso este tipo de investigaciones. La Asociación Retina, con la que ya he colaborado, ha tenido que sacrificar ratones de laboratorio porque no tenía para mantenerlos. Es costoso y por eso no podemos dejarlos solos

-En algunas de las pruebas que usted realizó le acompañó gente con enfermedades. Ver esa gente sonreír. ¿Es la mejor sensación?

-Sin duda y hay gente que no lo entiende que dicen: ¿Qué es que hace esto a cambio de nada? Pues no, claro que no lo hago a cambio de nada. Lo hago a cambio de ver a críos de nueve años con parálisis cerebral que te miran y sonríen porque saben, por lo que sea, que estás siendo bueno para ellos. Así de sencillo. Y el que no lo vea tiene un problema.