Los adultos con TEA necesitan un centro específico

Entrega de firmas a los alcaldes del valle demandando el Centro TEA en Ciañu.

La Constitución española es clara. En su Artículo 27 se dice: “Todos tienen el derecho a la educación. Se reconoce la libertad de enseñanza. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales”.

Una educación e integración en la sociedad que, en las personas con trastorno del espectro autista (TEA), nunca debe darse por terminada. Precisan un acompañamiento continuo que no se está garantizando. En la actualidad a los 21 años estas personas no tienen un lugar al que acudir, la ley da por finalizada a esa edad tanto su edad escolar, como la de sus terapias diarias, al menos en las comarcas mineras donde no existe, hoy en día, ningún centro que los acoja. Sin solución, sus familias se ven abocadas a atenderlos desde sus propios domicilios, con mayor o menor acierto. Se rompe inexplicablemente su rutina diaria y sus terapias que hasta ese momento les permitía desarrollarse como personas. Se trata de un abandono encubierto, ya que los expertos en autismo reconocen que muchos de estos jóvenes se enfrentan a barreras importantes en su integración social y laboral cuando dejan el sistema escolar. Estos profesionales son claros, “un centro de día en Ciañu proporcionaría un espacio necesario para continuar con su desarrollo personal y social, ofreciendo terapias adaptadas y actividades que promueven su autonomía y bienestar integral”, apostilla Marcelino García-Noriega Fernández, director de AGC de Pediatría del Hospital del Valle del Nalón. Es taxativo al apostillar que la falta de servicios continuados puede llevar a un deterioro en su salud mental y física, aislamiento social y dificultades severas en la vida diaria. No hay dudas, “establecer un centro de día ayudaría a mitigar estos problemas y proporcionar una transición suave hacia la vida adulta”.

Colegio La Salle de Ciañu donde se pide la habilitación del nuevo espacio para autistas mayores de 21 años.

La inacción de las instituciones ha llevado a las asociaciones TEA-Nalón y MUSI-Pedro Duro, a impulsar un proyecto a priori sencillo de poner en marcha: un centro para personas mayores de 21 años que padezcan Trastorno del Espectro Autista (TEA). La ubicación sería en el antiguo colegio de La Salle de Ciañu, propiedad del Principado, que se encuentra en estado de abandono pero que presenta una estructura ideal para su adecuación. Ubicado en el centro urbano, pero en un lugar tranquilo con un amplio patio exterior rodeado de naturaleza, además de zonas exteriores en el centro del propio inmueble. Se mantiene la estructura del colegio con aulas suficientes para las distintas terapias que necesitan estas personas. Todo indica que es el espacio ideal para dar una oportunidad a las personas con TEA y a sus familias, que en no pocas ocasiones se van desbordadas al llegar a este punto. Esa idoneidad no termina de germinar en el gobierno de Asturias que no se ha decantado públicamente por este proyecto.

Mientras en las comarcas mineras los apoyos de vecinos, mundo asociativo, profesionales sanitarios, sindicatos y clase política el apoyo parece inquebrantable, se necesita dar un paso adelante. Ante esto, las dos asociaciones impulsoras del futuro centro TEA en Ciañu, han solicitado la mediación de la reina Letizia para lograr que ese centro sea una realidad. Sandra Blanco García y Jerónimo Blanco González, portavoces respectivamente, de las asociaciones TEA-Nalón y MUSI-Pedro Duro, han remitido una carta al Palacio de la Zarzuela en busca del respaldo de la Reina, que en numerosas ocasiones se ha mostrado sensible con cuestiones similares.

Los firmantes le explican a la Reina que al alcanzar la edad de 21 años los jóvenes con Trastorno del Espectro Autista «pierden el derecho a seguir en un colegio de educación especial bajo la legislación actual, dejando un vacío en su atención continua y especializada». Por eso solicitan un centro en Ciañu, porque «proporcionaría a todo el Valle del Nalón un espacio necesario para continuar su desarrollo personal y social, ofreciendo terapias adaptadas y actividades que promueven su autonomía y bienestar integral».

Se trata de dar apoyo a unos jóvenes que «se enfrentan a barreras significativas en la integración social y laboral una vez que dejan el sistema escolar» y a los que «la falta de servicios continuados puede llevar a un deterioro en su salud mental y física, propiciando su aislamiento social y dificultades severas en su vida diaria». Al tiempo que ayudaría a aliviar la carga de las familias, que a menudo se encuentran perdidas al afrontar esta etapa en casi soledad, proporcionando un entorno seguro y estructurado donde sus hijos e hijas pueden continuar aprendiendo y desarrollándose bajo la supervisión de profesionales especializados.

Recogida de firmas por parte de la Asociación TEA Nalón.

La carta remitida por las dos asociaciones al Palacio de la Zarzuela concluye con la petición de ayuda a la reina Letizia: «Le quedaríamos eternamente agradecidos de su mediación ante el Gobierno del Principado de Asturias. Muchas Gracias».

Mientas se espera una respuesta de la reina, o bien que el Principado acepte a valorar la propuesta, los impulsores de este espacio arropados por la mayoría de ciudadanos del valle del Nalón tienen claro que continuarán dando visibilidad a esta necesidad, conscientes de que no pueden dejar solas a las familias de estas personas y a los propios autistas. Estos individuos requieren enfoques especializados como terapias conductuales específicas, apoyo en habilidades sociales, comunicativas y de vida diaria que no se ofrecen en los programas generales de salud mental y que no son efectivos para los adultos con TEA.

Está probado que los adultos con TEA tienen potencial para mejorar su independencia y contribuir a la sociedad de manera significativa si se les proporciona el soporte adecuado, sin un centro a donde acudir una vez cumplidos los 21 años la calidad de vida de estas personas está abocada a deteriorarse significativamente. No hay razones para negar a estas personas y a sus familias contar con un centro de día donde continuar creciendo. ¿A qué se espera?