Y los túneles vieron la luz

La adecuación de la As-17 pretendía acabar con la presencia de uno de los mayores puntos negros de la red de carreteras nacional
El nuevo túnel sur, el más largo de todo el trayecto entre San Miguel de la Barreda y Langreo

Era uno de los puntos negros de la red de carreteras nacional, hasta tal punto que no fueron pocas las reivindicaciones que se dieron en los últimos años para que esta carretera se acondicionara de la mejor manera posible evitando así el gran número de accidentes que se producían. El pasado mes de junio, por fin, la autovía de los túneles de Riaño abría completamente al público después de unas obras que se han antojado faraónicas. Con una longitud de 8.034 metros y con un volumen de tráfico rodado que alcanza los 16.000 vehículos al día, las obras de la AS-17 están actualmente concluidas. No ha sido fácil, y tampoco barato, la inversión total asciende a 108 millones de euros.

La puesta en marcha del servicio fue posible tras la culminación del segundo tramo que quedaba pendiente en el desdoblamiento de la calzada, que abarcaba las zonas de San Miguel de la Barreda y Riaño.

La consejera de Fomento, Belén Fernández afirmó que “la nueva vía supondrá una mejora sustancial para la comunicación viaria entre el centro de Asturias y la comarca del Nalón, que permitirá eliminar el histórico punto muerto de los túneles de Riaño”. Además señaló que la cuantía pendiente en estos momentos, correspondientes a los tramos 1 y 2 de la obra de desdoblamiento de los túneles, asciende a unos 66 millones de euros.

La adecuación de esta carretera también ha tenido en cuenta obras complementarias en las que se ha incluido la iluminación del enlace de Riaño y el cierre de la autovía mediante una valla de tipo cinegética, además de medidas correctoras y compensatorias de impacto ambiental, como la instalación de 2.060 metros cuadrados de pantallas acústicas.