Pimientos Rellenos en Blimea

Blimea ofrece los mejores Pimientos con sorprendentes rellenos

El refrán, la misa y el pimiento son de poco alimento, hace aguas en Blimea. Nada como la cocina tradicional asturiana para hacer prisionero de sus encantos a cualquier paladar. Y eso lo saben hacer muy bien las cocineras de la localidad de Blimea, que en tiempos de recolecta de los pimientos morrones aprovechaban sus cualidades culinarias ampliándolas con exquisitos rellenos, recetas que en algunos hogares se fueron perdiendo, pero que afortunadamente en otros se conservaron. Así en los años setenta el hijo de una gran cocinera Manolito Miranda entusiasmado con la receta de su madre, que llevaba en su familia años y años, comentó con unos amigos la posibilidad de promocionarla y utilizarla para promocionar la localidad. Nace así la fiesta de los Pimientos Rellenos que se celebra en torno al Puente de la Constitución. Unas jornadas culinarias que son una inyección económica para toda la población.

De inmediato la imaginación y el buen hacer de las cocinas de la localidad comenzaron a dotar de contenido la receta y sus rellenos se multiplicaron, si bien los más típicos son de bonito, en sus múltiples variedades con tomate, con huevo, con cebolla etc…, y de carne guisada, comenzaron a verse pimientos rellenos de marisco, de clamares en su tinta, de pisto, de carne de caza etc… También se ha ido variando los pimientos morrones y si bien antes sólo se utilizaban verdes, ahora se pueden encontrar rojos e incluso amarillos. En la actualidad los pimientos morrones rellenos son un plato casi imprescindible en las mejores cocinas asturianas, pero principalmente en la localidad de Blimea.

Los Pimientos Rellenos son protagonistas en Blimea

Una gran parte de su éxito es la presumible sencillez a la hora de elaborar este suculento bocado. Así En la elaboración del plato utilizan preferentemente pimientos verdes, que son más sabrosos que los rojos, y de poco menos de 200 gramos, para seguir el recetario tradicional. El primer paso es vaciarlos para extraer las pepitas, pero conservando la parte superior del pimiento, que cortan y que, posteriormente, se usará como tapa.

A continuación se elabora el relleno, por ejemplo de carne y huevo cocido. La carne se guisa con cebolla, ajo y un chorro de vino blanco, aceite y sal, durante un tiempo estimado de 20 minutos. A continuación se mezcla la carne guisada con los huevos cocidos y machacados, para proceder a rellenar los pimientos.

Una vez hecho este último paso se tapan con la parte superior que previamente se cortó y se ponen al horno, a una temperatura entre 180 y 140 grados, que tendrá que ir reduciéndose poco a poco. Se puede ir observando cómo se arrugan y toman color doradito. Uno de los secretos de los pimientos rellenos es poner en la bandeja caldo de puchero para que no se peguen y caldo de carne, que logra darle al plato un gusto excelente, e ir regando los pimientos cada quince minutos aproximadamente.

El menú de Blimea incluye, como es habitual, el plato de callos, mientras que el postre varía y en esta ocasión las casadielles son sustituidas por los fayuelos. Además se organizan una serie de actividades culturales para que puedan ser disfrutados por los numerosos visitantes que acuden a la localidad en estas fechas. Se puede disfrutar de teatro, música en directo, juegos para los más pequeños y el tradicional concurso de pimientos rellenos en el que cada año las cocineras de la localidad ponen en jaque a un jurado especializado ya que la alta calidad de los platos presentados y su cuidada e innovadora presentación hacen que sea misión imposible decidirse por un solo ganador.