¿Y tú, güeles a humo?

El dibujante Alfonso Zapico y la periodista Aitana Castaño publican “Los niños de humo”, un libro de relatos ilusrados sobre las cuencas mineras

En el prólogo del libro lo dejan claro: “…pertenecemos a la primera generación en un siglo de historia de las cuencas mineras asturianas que no tenemos un trabajo relacionado con la minería. Somos los primeros, en más de cien años, que no bajamos a las entrañas de la tierra, que no lavamos con nuestras manos la negrura de edificios o ropas, o que no temblamos cada vez que el sonido de una sirena irrumpe en los alrededores de algún pozu anunciando la tragedia”. Son Alfonso Zapico y Aitana Castaño, dibujante y periodista que han unido sus talentos en el libro de relatos mineros “Los niños de humo”.  Zapico dibuja, Castaño escribe.

El trabajo de Zapico y Castaño saldrá a la luz en librerías el 19 de noviembre. Y será presentado en el Pozu San Luis de La Nueva, el día 23 de noviembre a partir de las siete de la tarde.

“Los niños de humo” es un compendio de treinta y siete relatos en los que se mezcla realidad y ficción para trazar, a través de unos personajes que saltan de un cuento a otro, un dibujo de las cuencas mineras y sus gentes.

Aitana Castaño, periodista langreana y colaboradora del periódico LA CUENCA DEL NALÓN,  pone la letra a este dúo y Zapico, dibujante blimeíno, la música en forma de delicadas ilustraciones en todos los relatos, y alguna sorpresa más que guarda “Los niños de humo”.

El libro de Zapico y Castaño apela al universalismo de las cuencas obreras “da igual que sea Asturias, que Chile, que Inglaterra o Alemania” para hablar de “de épica, y de aventura, y de novela con héroes y villanos pensar que existió (aún existe en algunos mundos) un lugar concreto de este planeta lleno de hombres y mujeres rudas, de carácter fuerte y manos fuertes, con tendencia a blasfemar (después os enseñaremos una palabra mejor para hablar de blasfemias), sin pudor a la hora de defender sus derechos y que cada día se manchan las manos o los ojos de carbón para sacar adelante sus vidas”.

También en el prólogo de “Los niños de humo” se desvela el significado del título que es, además, el título de uno de los relatos del libro. “El título del libro viene de la frase que me dijo un señor de Mieres mientras veíamos unas fotos antiguas de locomotoras de tren. El señor me explicaba una historia de cuando él era pequeño. De repente me cogió por la solapa de mi cazadora vaquera y la acercó a su nariz: Los críos de las cuencas cuando llegábamos a Oviedo no teníamos que decir que éramos de las cuencas, lo sabía todo el mundo porque olíamos a humo´, no digáis que no es fascinante! La imagen, el olor, la historia… “.

Una de las ilustraciones del libro.

“Los niños de humo” sale a la venta en librerías y plataformas de internet el 19 de noviembre gracias a la editorial Pez de Plata. Una firma con sello asturiano que se declara independiente y que publica sobretodo narrativa española contemporánea. La dirige Jorge Salvador desde Oviedo.

Zapico y Castaño, que trabajan en la puesta a punto de “Los niños de humo” desde hace meses, no han dejado de colaborar en este tiempo con LA CUENCA DEL NALON y su magnífica contraportada “La Cuenca de la A a la Z”. Este mes ya van por la letra “S”, de “Sanatorio”.

Los dos autores de este compendio de relatos son conscientes de ser una generación de transición en las cuencas. “Somos los primeros en muchas décadas que como generación nuestra vida no está vinculada directamente a la mina. Y también somos los últimos que podemos contarlo porque lo hemos visto con nuestros propios ojos”, apuntan. Y en el prólogo de Castaño también se deja ver su opinión: “La minería se pierde (si no se perdió ya), ojalá no se pierda la manera única y bella de llamar a las cosas en este negro rincón del mundo”.

Los treinta y siete relatos de “Los niños de humo” hablan de muchas cosas. De accidentes mineros, claro, de la mina, de trabajo, pero también de amor y de amistad; de memoria histórica, de los maquis, de los deportados a Castilla tras las huelgonas de los sesenta… “Todos y cada uno de los relatos que conforman este libro tienen su origen en una conversación, una frase suelta o un recuerdo al aire de alguno de los hombres y mujeres que aún hoy pueblan estas cuencas y sin los que Alfonso y yo no podríamos haber escrito o dibujado nada de esto.”; concluye la periodista langreana en el prólogo.

Un comentario en «¿Y tú, güeles a humo?»

  • el 15 noviembre, 2018 a las 8:27 pm
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    Que no os engañen, los abrigos de los críos de La Cuenca no olían más a humo que los de otras partes. Se cocinaba con carbón, se calentaba la casa y el agua – y ladrillos en invierno para llevar para la cama – y teníamos casas con chimeneas altas, igual que en Oviedo. La ropa podía oler a humo algún día de bruma que no tiraban las chimeneas, pero eso en La Cuenca y en Roma!
    Por lo demás, me parece que lo voy a comprar para Navidad.

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