Atlas de Geografía Minera: ¡Queremos belleza!
En el Instituto Las Musas de San Blas, en Madrid, un día decidieron que querían que sus clases fueran guapas, que tuvieran luz, que al alumnado le pareciera, cuanto menos, que su centro tenía rollito (ahora los guajes dicen “aesthetic”, que os lo hay que explicar todo). Así que tiraron los muros y colocaron cristaleras, pintaron la entrada e incidieron en la limpieza del edificio y su entorno para que fuera no sólo buena sino exquisita. Fue, lo de la belleza, la primera decisión que se tomó en un plan mucho más ambicioso que pasaba por convertir el IES de barrio con fama de “cutre” en un instituto pionero en España de muchas cosas. El director de Las Musas durante la década de su “milagro” fue José Antonio Expósito, que escribió un libro sobre la “hazaña” educativa. El texto, que se puede encontrar ahora en las librerías, se titula “La rebelión de Las Musas” y lo que explica es que en esa “primera parte del plan” de recuperación del IES lo que se intentaba era llegar “a la ética por la estética”. Es decir, que sería la belleza, la guapura, la limpieza lo que les permitiría dar el primer paso para ser los mejores. Y lo consiguieron.

En apenas 10 años, el centro pasó a convertirse en todo un referente en España en notas, en metas conseguidas, en proyectos innovadores. Antes de “la limpieza” nadie quería ir a sus aulas; a día de hoy, en 2025, hay lista de espera para entrar.
Que diréis vosotros. ¿Y para qué nos cuentas todo esto y, lo que es más raro, para qué mandas dibujar a Alfonso Zapico un bulevar bonito en lo que son ahora los restos del soterramiento? Bueno, espero que mientras os formulabais la pregunta a vosotros mismos ya hayáis encontrado la respuesta. ¿No nos merecemos los langreanos un lugar guapísimo en el que pasear después de 16 años de baches sin dios, vallas que se fueron agujereando, hierbas que se apoderaron del paisaje y una pesadilla para todos y cada uno de los vecinos del barrio de El Puente?
Los guajes que nacieron en ese año 2009 en que arrancó el soterramiento de la línea del Feve a su paso por el concejo de Langreo empezaron este año 4º de la ESO. Y se deben de creer las criaturas que esa zona es un homenaje a la caída del muro de Berlín (que por cierto van a estudiar este curso en la asignatura de Historia -si llegan, porque los que éramos de BUP difícilmente pasábamos de la Segunda Guerra Mundial, nunca daba tiempo a más-). Pero no, chavalinos y chavalines, que sepáis que “eso” que veis ahí no siempre fue así. Hubo un tiempo en el que fue la segunda línea ferroviaria de la historia de la Península Ibérica (la tercera de España, después de Santiago de Cuba-La Habana y Barcelona-Mataró), una recta con mala fama y la entrada a la fábrica original de Duro Felguera, hoy polígono de Valnalón.
Yo creo que sí que nos lo merecemos. Y a poder ser, que no tarde otros quince años, por dios. A ver si los que mandan en esta tierra se dan cuenta de lo necesario que es para nuestras vidas la belleza. Y no solo en el soterramiento. Pienso, por ejemplo, en que ojalá los responsables del Ayuntamiento de San Martín del Rey Aurelio apuesten por lo mismo, por la guapura y la limpieza, para la entrada de El Entrego por la cuesta Vindoria. Si se me ocurre alguna cosa más os lo cuento.