“La violencia de género se da donde existe patriarcado, machismo y maldad”
Marina González Lada preside la Asociación MAEVE, colectivo que lucha contra la violencia de género y se fundamenta en la prevención y el apoyo a las mujeres maltratadas. Esta funcionaria de Justicia charló con LA CUENCA DEL NALÓN, aprovechando que este mes se celebra el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
Langreo, 05 de noviembre 2024
La asociación MAEVE nació en 1998 como consecuencia de la preocupación de un grupo de mujeres ante el grave problema del maltrato contra la mujer. 26 años después ¿esa preocupación se ha mitigado un poco, es la misma o es mayor?
No cabe duda de que en todo este tiempo la situación ha cambiado mucho, ha mejorado en muchos aspectos, más medios en juzgados, policías, guardia civil, asistencia psicológica, mayor rechazo social (aunque este se ha visto afectado por las actitudes negacionistas de la Violencia de Género que conocemos) pero, desgraciadamente, con demasiada frecuencia nos encontramos con falta de formación profesional en los servicios públicos que atienden a las víctimas y constatamos actitudes difíciles de explicar o directamente intolerables. Por tanto, nuestra preocupación persistirá, mientras siga habiendo mujeres que sufren violencia y no se dé a su problema una respuesta adecuada.
La incorporación de los biombos en las sedes judiciales para que las víctimas no vean la cara de los agresores fue una iniciativa de la asociación. ¿Crees que hay quienes se esconden detrás de un biombo para no ver lo que pasa?
Cierto que, en sentido figurado, una parte de nuestra sociedad se encuentra mucho más cómoda negando la evidencia de lo que ocurre a su alrededor.
Hace pocos años los datos del CIS decían que tan solo el 20% de la población considera la violencia de género como un problema de primer orden. ¿Cuál es la solución para esa mira “tan corta”?
Por un lado, la estructura patriarcal de nuestra sociedad, que impregna de toda una serie de prejuicios sobre las mujeres, lo que se espera de nosotras, el cuestionamiento constante de nuestra palabra… La solución vendría por entender cómo funciona la violencia y una auténtica co-educación en igualdad y un tratamiento riguroso de las violencias machistas en los medios de comunicación.
Según el Balance de Criminalidad de Interior en España se denuncian 14 violaciones y 55 agresiones sexuales al día. ¿A qué os impulsan estos datos?
Lógicamente esos datos nos horrorizan y nos impulsa a seguir trabajando en el acompañamiento a las víctimas, la formación de las personas que prestan servicio en los recursos y servicios públicos que las atienden. Es importante integrar una educación sexo afectiva temprana, vedar el acceso a la pornografía y controlar discursos que atenten contra la libertad sexual.
En septiembre, el jefe superior de Policía de Asturias, Luis Espino, explicó que ha aumentado la “concienciación de las víctimas” y la “reducción de la tolerancia social”. Se denuncia más, pero aumentan los delitos de violencia de género. ¿Cómo se explica esto en clave positiva?
Si una clave positiva podemos ver en todo este horror, tiene que ser la de pensar que el aumento de las denuncias se debe, no a que existan más delitos, sino que hemos conseguido trasladar a las mujeres cierta confianza en que el sistema las va a amparar si denuncian. En cuanto a la “reducción de la tolerancia social” que menciona, es destacable el papel del “HERMANA, YO SÍ TE CREO” del movimiento feminista.
Acaban de anunciar la ampliación del Centro de Atención a Víctimas de Agresiones Sexuales. Es algo paradójico, porque la ampliación es algo positivo, pero quizá con un número de agresiones menor, esa ampliación no sería necesaria.
La existencia de este recurso contribuye a que una mujer que ha sufrido una agresión sexual acuda al sistema buscando ayuda y aprovecho para reivindicar que desde el centro se preste el servicio de acogimiento de la mujer, de manera que pueda pernoctar el tiempo indispensable. En la asociación hemos echado en falta esa prestación en alguna ocasión. No podemos olvidar que se trata de delitos privados y las víctimas, tienen derecho a sanar las secuelas de la agresión sufrida. Sí es paradójico, pero tenemos que pensar que aumenta el número de denuncias, no el de agresiones, hecho que por otro lado es de imposible constatación.
MAEVE es una asociación langreana. ¿Qué opina sobre el comportamiento de la sociedad del Nalón en cuanto a un tema tan controvertido como la erradicación de la violencia de género?
MAEVE tiene un ámbito de actuación en toda Asturias, pero, efectivamente, estamos afincadas en Langreo, No son pocas las consultas desde cualquier punto de España o el extranjero, incluso, en una ocasión, desde un campo de personas refugiadas. El Nalón no presenta un comportamiento específico. Sabemos que la Violencia de Género atraviesa nuestra sociedad de forma transversal, no existiendo perfiles y, por tanto, se da donde exista patriarcado, machismo y maldad.
¿Qué papel juega en este tema la educación?
El papel de la educación es trascendental. Se publican estudios absolutamente alarmantes y no dejaremos de poner de manifiesto, la necesidad del total desarrollo de la Ley Integral en este aspecto. Solo cuando nuestros niños y niñas se vean como iguales, y nuestra juventud asuma estos valores, avanzaremos hacia una mejora.
¿Las redes sociales han hecho un “flaco favor” a la prevención contra las agresiones?
Las RRSS no son buenas o malas en sí mismas, sino que depende del uso o el abuso que se haga de ellas. Son conocidos los efectos devastadores que pueden causar por ese mal uso y la impunidad que proporciona el anonimato de las publicaciones. Ahora sirve de plataforma y altavoz al negacionismo y nos preocupa en la medida en que las nuevas generaciones, se nutren de toda la información que se vierte en esas redes. Es esencial una regulación de su uso y un mayor control de contenidos.
Prevenir, apoyar y denunciar a las víctimas es su esencia de trabajo desde el inicio. ¿Se debe incluir algún verbo más?
– Efectivamente, la prevención siempre ha sido una de nuestras preocupaciones, para no tener que actuar cuando el mal está hecho. El verbo “acompañar” a la mujer en las distintas fases de su proceso de salida de la violencia también forma parte de nuestra labor. Los verbos “escuchar”, “empatizar”, “creer”, “entender” son cruciales.
Estamos vigilantes a que la atención a la mujer que sufre violencia, sea profesional, podríamos decir que es nuestra pesadilla y, como ya apuntamos anteriormente, la educación en igualdad también ocupa buena parte de nuestra actividad.