“Ser de Langreo me hace pensar que no hay barreras cuando la causa lo merece”

La langreana Ángela Santianes es Ingeniería Química por la Universidad de Oviedo y lleva 27 años trabajando Dupont. El pasado verano se convirtió en la mujer más poderosa en Europa de esta multinacional con una de sus sedes más importantes en el valle de Tamón, en Avilés. Ha atendido a La Cuenca del Nalón en una entrevista muy personal.

Ángela Santianes, presidenta de Dupont Ibérica
Ángela Santianes, presidenta de Dupont Ibérica

-Llega a la presidencia de DuPont en un momento crucial para la firma: el plan para acometer la fusión con Dow Chemical. ¿Cómo afrontan este momento usted como presidenta?

-Con energía y optimismo. Soy consciente de que cualquier cambio produce cierta resistencia o inquietud al principio, pero la experiencia me ha demostrado que los cambios sacan lo mejor del talento pues esconden enormes oportunidades. Sé que esa luz al final del camino brilla lo suficiente como para guiarnos en los claroscuros del proceso.

Es mujer, es madre, es profesional y es ejecutiva. A lo mejor se lo han preguntado mil veces o a lo mejor no, pero ¿ha sido complicado aunar todas estas facetas para llegar hasta donde ha llegado?

-Nunca me planteo si las cosas son más fáciles o difíciles por el hecho de ser mujer. Yo siempre he sido honesta, abierta al cambio y lo que es más importante, siempre he tomado primero en pareja y luego en familia las decisiones que han marcado esta trayectoria. Enfocarse en lo que es bueno para todos en casa y entender que de cada experiencia hay mucho que aprender y disfrutar nos ha mantenido felices y unidos en todos nuestros traslados.

DuPont cuenta con Plan de Igualdad desde el año 2009. Un documento que busca implantar medidas dirigidas a promover la igualdad de oportunidades en los procesos de selección de personal, en la promoción, en la retribución… ¿Cree que se hace lo suficiente desde las grandes empresas para fomentar la conciliación laboral? Usted ha trabajado en diferentes países, entre ellos Estados Unidos, ¿tenemos algo que aprender de ellos en este aspecto?

Yo llevo muchos años trabajando en DuPont y siempre he recibido un enorme apoyo al que yo he respondido con flexibilidad, aunque entiendo que siempre puede hacerse aún más.  Cuando hablamos de conciliación, las empresas tienen un gran papel que jugar, pero también lo tenemos las personas, las instituciones, la educación.  Hemos de conseguir que todos hagamos de este un objetivo compartido, como sociedad.

Decía el poeta Ángel González: «Para que yo me llame Ángel González,/ para que mi ser pese sobre el suelo, / fue necesario un ancho espacio/ y un largo tiempo». ¿Qué ha sido necesario para que Ángela Santianes Arbesú llegue hasta donde está hoy?

-Pues como antes te decía, creo que hay muy distintos ingredientes en mi receta.  Mi perfil profesional, una compañía que me ha ofrecido grandes retos a los que me he enfrentado con el apoyo incondicional de mi familia, una mentalidad de que todo es posible, que las barreras por altas que sean las podemos demoler si realmente es lo correcto y queremos hacerlo, mi tesón y esa ración extra que aún conservo desde mi niñez de curiosidad e inquietud.

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He leído, en varias de sus entrevistas: «Soy de esas personas que realmente disfrutan con lo que hacen». ¿Se siente afortunada? Quiero decir. ¿Cree que ha tenido mucha suerte en su trabajo a lo largo de su vida o que su actitud ante el trabajo es lo que la hace sentirse dichosa?

-Cuando nos preguntaban de pequeños qué quieres ser de mayor yo no tenía una meta clara y pensando en mi respuesta me di cuenta que mi meta era ser feliz. Tener esto claro me ayuda a mirar el lado positivo de cada oportunidad y disfrutarla al máximo. Siempre he sacado cosas buenas de cada una incluso de las más duras.

Hace poco asistí a un encuentro informal de uno de nuestros departamentos.  Allí citaron a Einstein y su frase de “hay una fuerza motriz más importante que el vapor, la electricidad y la energía atómica:  la voluntad”.  Creo sinceramente que es cierto, que poner toda tu energía y voluntad en algo te hace feliz. Y esa entrega nada tiene que ver con la suerte.

-Su padre compaginó el trabajo en el campo con los estudios y acabó trabajando en Duro Felguera. Su madre fue modista. Tesón, constancia y esfuerzo por ambas partes. ¿Qué ha aprendido de ellos?

-De mi madre me quedo con el optimismo-siempre cantando, siempre una sonrisa, manejando doscientas cosas a la vez como si nada, haciendo fácil lo difícil nada es imposible para ella. De mi padre el compromiso, el sentido de lo correcto, el valorar a cada persona por lo que es no por sus títulos, la cercanía, la sencillez, la ironía. Soy la pequeña de tres hermanos así que con ellos aprendí a ceder y a negociar…y también eso me ha ayudado mucho en la vida.

-La vida de sus hijos ha sido distinta a la suya. Por lo pronto ellos han vivido en muchos países, ¿cuáles son los valores fundamentales que usted les ha querido trasladar?

-Mis hijos han vivido muchas realidades diferentes, culturas, idiomas, gastronomía… Tienen un concepto de la distancia muy distinto al que yo tenía a su edad, en parte por sus vivencias, pero también por el abanico de posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías, el desarrollo de las comunicaciones.  No obstante, su padre y yo nos hemos empeñado en inculcarles un sentimiento de hogar, de pertenencia, de tierrina.  Ellos saben que nuestra casa está en Asturias, y siempre llevamos nuestro hogar a cuestas.

-¿Y ser de Langreo, de las cuencas mineras, de Asturias, la ha hecho ser de alguna manera en particular?

-Quizá el pensar que no hay barreras cuando la causa lo merece. Yo he visto grandes personas y proyectos emerger de la Cuenca y espero que el futuro siga ofreciéndonos ejemplos de emprendimiento, superación y compromiso gestados en La Felguera.

-Una última pregunta, un poco emotiva. Dígame un recuerdo que tenga de La Felguera, algo que le venga a la cabeza más de una vez y que le haga pensar: «Ahí fui feliz».

-Mis amigos, mi familia son de aquí. Aquí viví hasta los 23 años que empecé a trabajar. Aquí me hice la persona que soy. Recuerdos, infinitos: Un día de San Pedro en Telva cantado y bailando el ma, ma, ma, María, ma, ma que les dio por ponerlo una y otra vez durante horas y fue una locura, Todas las tardes jugando al pío campo en el parque viejo y llegando a casa agotada pensando, no me lo he pasado mejor en mi vida. Si, aquí fui muy feliz. Gracias La Felguera.