El Descenso Folklórico vuelve a sus orígenes

descenso folclorico del nalon en laviana  22/8/2015 foto: Juan Carlos Román

Como una pequeña aventurilla, de esas que no tienen repercusión. Una hazaña de las que se cuentan a los amigos mientras que uno se jacta de las situaciones más divertidas y anecdóticas. Así es como empezó una fiesta que ya se ha convertido en auténtica tradición. A los lavianeses les faltará el puerto de mar pero al menos, una vez al año, se convierten en puerto fluvial.

El Descenso Folklórico nacía en el verano de 1968 cuando un grupo de jóvenes lavianeses decidía que había que dar una “chispina” de animación a la jira de La Chalana durante las fiestas del Otero. Los chavales, miembros del “Eros Club”, realizaron por aquel entonces una convocatoria a la vecindad. A ella respondieron una veintena de participantes entre los que se encontraban Daniel Piedra y José Canal, que vencerían en las primeras ediciones.

Con todos los preparativos hechos y con muchas ganas de pasárselo bien, ni cortos ni perezosos comenzaron una peculiar peregrinación que culminaba con un refrescante chapuzón. Así fue como se pasó de la simple anécdota de un día cualquiera de verano, a la más absoluta devoción por unas fiestas donde miles de jóvenes de todo Asturias se reúnen. Eso sí, como suele hacerse en este tipo de casos los inicios fueron de lo más humilde.Tal era así que el único trofeo que se entregaba, a la embarcación más rápida, debía ser devuelta al terminar el acto porque no había “perruques” para comprar una en cada edición.

El descenso seguía avanzado con pasos cortos y firmes y durante el segundo año decidieron sumarse al escaso número de participantes un grupo de amigos que formaron un equipo al que bautizaron Club Náutico Campurra, como homenaje al desaparecido trenillo de Fradera. Esto fue, sin lugar a dudas, el caldo de cultivo para una celebración que actualmente lucha por ser incluida dentro de las Fiestas de Interés Turístico Nacional.

 

De esta manera, las chalanas se engalanan con los motivos más diversos: las películas más taquilleras y también de los clásicos del cine, romanos, astures, vikingos, barcos piratas, locomotoras de vapor, bocaminas, minions… Son sin duda los motivos más elegidos durante los últimos años por las peñas que desfilan en el descenso folklórico, pero siempre, siempre, hay alguna que se sale de la tabla y que logra sorprender al público. Su originalidad y la dificultad en su construcción, pensada para hacer tanto el trayecto en la carretera como en el descenso por el río Nalón, hacen de esta fiesta de interés turístico una cita indiscutible para el verano. Aunque también es verdad que, algunas veces, las embarcaciones no consiguen llegar a “buen puerto” y se hace más que dificultosa su navegación. Sin embargo, las dificultades del recorrido por el Nalón no los hace amilanarse en absoluto y armados con sogas para tiras y, sobre todo, con mucha paciencia van consiguiendo que la embarcación no encalle en las piedras del lecho del río.

Una de las carrozas participantes el pasado año desfilando por las calles de La Pola
Una de las carrozas participantes el pasado año desfilando por las calles de La Pola

La amistad, el “ingrediente” más importante que originó el descenso continúa hoy en día más presente que nunca. Y lo hace gracias a la asociación de grupos de amigos que se reúnen semanas antes para empezar a planear el motivo de la carroza y los artilugios que se utilizarán para el descenso. Así los pueblos de Laviana, algunos bares, las peñas de lavianeses e inclusos algunos foráneos se vuelcan en competir de una manera sana por el premio de La Sopera, la máxima distinción del festejo. Que tiene, en la soperina, su versión infantil. Sin embargo, ganar no es el único aliciente y así de claro lo tienen los participantes que sin lugar a dudas te dirán aquello de: “lo importante ye vivirlo y pasarlo bien”. Además de los máximos galardones mencionados anteriormente, también existen toda una serie de premios especiales entre los que se encuentran el premio a la folixa, a los disfraces, a la originalidad y a la asturianía.

Este año el descenso retoma sus orígenes y recupera los conciertos del día antes. Así, el plato fuerte de los conciertos será la actuación de Los Berrones y el sábado, después del Descenso, llegará el turno de la Orquesta Jerusalén. Ésta es una apuesta que la Asociación de Amigos del Descenso Folklórico del Nalón llevaba tiempo buscando ya que retoma, de alguna manera, la celebración que se veía haciendo en la década de los ochenta. Con las actuaciones nocturnas se dará a visitantes y participantes una oferta más amplia de la que se viene desarrollando en los últimos años.