Viaje al centro de la mina

Samuño, una lección de historia y de sentidos

Si se considera buena la tesis aristotélica de que «se quiere más lo que se ha conquistado con más fatiga» entonces lo de Langreo con el Ecomuseo del Valle de Samuño es un amor platónico. El concejo puso en marcha, el pasado mes de junio, el nuevo equipamiento minero cultural de Ciañu que incluye, como máximo atractivo, un viaje en tren por la galería primera del Pozo San Luis y el Socavón Emilia, a más de 30 metros de profundidad.  El Ecomuseo es el proyecto turístico más ambicioso desde la apertura del Museo de la Siderurgia hace ya siete años. El municipio ha hecho una apuesta importante y ha soltado el resto sobre la mesa. Después de superar los problemas técnicos, burocráticos, de seguridad y, por supuesto, económicos, ve la luz una idea original pero a la vez histórica: enseñar a todo aquel que quiera verlo las condiciones reales en las que un minero debe realizar su tajo. O al menos saber cómo lo hacían hace décadas.

La nueva infraestructura, por la novedad pero también por la dificultad que supuso su puesta en marcha desde el punto de vista técnico y de seguridad, ha tomado la delantera de manera vertiginosa hasta convertirse en el caramelo turístico que el concejo. Carteles, posters, señales, anuncios en prensa. La mayoría de los esfuerzos de promoción del municipio langreano se centran ahora en dar a conocer al mundo su tren minero y su ecomuseo de San Luis.

No es para menos. La actuación es hoy por hoy una de las pocas de Europa y la única de España que permite al visitante visitar una instalación minera de verdad. Una mina donde trabajaron cientos de personas durante décadas, que guarda en su interior historias muy duras de labor y esfuerzo y que, seguramente por todo ello, desprende majestuosidad, así lo sienten quienes lo visitan por primera vez.

Tren minero en la estación del Cadaviu, punto de partida del recorrido del Ecomuseo

El Ecomuseo abrió sus puertas el pasado 15 de junio. Y desde entonces hasta finales de año está con un precio de promoción de apertura (10 euros para los adultos). Hasta mediados de septiembre el tren abrirá todos los días al visitante excepto los martes.  Desde el 1 de mayo hasta el 15 de septiembre. El tren minero inicia sus viajes a las 10,30 horas, y tiene otras dos salidas matinales, a las 11,30 y 12,30 horas. Por la tarde, hay otros tres viajes a las 16,00 las 17,00 y las 18,00 horas. Estos viajes se desarrollan todos los días salvo los martes, que cierra todo el complejo. El tiempo empleado en la visita es de unas dos horas en total.

A los precios de promoción de apertura se suma en los últimos días una novedad. Y es que el Ayuntamiento ha empezado a tramitar cambios en las tarifas para incluir promociones. Así, en unas semanas esperan poder incluir la posibilidad de realizar únicamente la visita guiada en el pozo San Luis de La Nueva por 3 euros (es decir, sin ir en el tren minero). También se establecerán unos precios variables para aquellas empresas que quieran utilizar instalaciones del Ecomuseo para la organización de congresos y eventos.

El Ecomuseo del Valle de Samuño recibió en su primera semana de apertura más de 1.000 visitantes. Fue precisamente en esos primeros ocho días cuando el Ayuntamiento de Langreo, empezó a analizar  las necesidades del público asistente y se planteó la modificación de los precios de la entrada al equipamiento minero. Las nuevas tarifas incluirán descuentos para colectivos y convenios con administraciones como el Ayuntamiento de Gijón. La afluencia de visitantes al Ecomuseo langreano contenta al equipo de gobierno que aprobó hoy en comisión de gobierno mantener la tarifa de oferta de apertura hasta final de año e introducir tarifas nuevas, como la de 3 euros para aquellas personas que solo quieran visitar el Pozo San Luis sin usar el tren minero. Familias numerosas, pensionistas, mayores de 65, estudiantes o desempleados serán algunos de los grupos beneficiados por las nuevas tarifas reducidas del Ecomuseo. Además se ha llegado un acuerdo con el Ayuntamiento de Gijón y se ofrecerán precios especiales para los portadores de la tarjeta ciudadana. También se plantean exenciones de pago en determinadas circunstancias, como por ejemplo, ser guía turístico profesional al frente de una excursión, o ser monitor de un grupo escolar que se encuentre visitando el Ecomuseo y el tren minero de Samuño. Las nuevas tarifas no se podrán poner en marcha de manera inmediata ya que primero deberán ser aprobadas por el pleno y después pasarán a información pública. El Consistorio promete celeridad y desde el equipo de gobierno aseguran que ellos son los primeros interesados.

El recorrido

El Cadaviu es la primera parada del tren minero. De hecho es su origen. En un edificio de nueva planta, situado carretera arriba pasada la Puente de Carbón. En esta estación arranca un viaje al centro de la tierra. La máquina y sus vagones serpentean junto al río entre árboles hasta que al fondo se vislumbra, impasible, el mítico Pozu Samuño. En un túnel bajo los pies del castillete se adentran las vagonetas cargadas de viajeros. Y así, durante veinte minutos se viaja por las entrañas del valle por la primera galería del Pozu San Luis y el conocido como Socavón Emilia.

La jaula del San Luis saca a los visitantes al exterior. 32 metros, la profundidad a la que se encuentran, equivale a la altura de un edificio de once plantas. Los ascensores, perfectamente diseñados y asegurados para que los turistas asciendan hacia la luz imitan los sonidos de las jaulas mineras. Y ya en la superficie toca lidiar con la belleza del pozu de La Nueva. Los guías llevan a los visitantes a las diversas partes del recinto, como el Socavón Isabel y a la Sala de Maquinas del pozo, la zona de la lampistería y la casa de aseos. Tras lo cual se vuelve, en tren, nuevamente a El Cadaviu.
Los pasajeros que suben al tren minero se internan por el camino del carbón hasta el pozo San Luis en un recorrido que tiene dos kilómetros de longitud. Los trenes que recorren las vías, de sesenta centímetros de anchura, son de origen checo. Los diez coches fueron construidos por la empresa Strojferr y van sobre bogíes, están cerrados y adaptados para personas con movilidad reducida. Tienen el clásico gálibo minero y son similares a los usados en explotaciones mineras para transporte de personal, pero con adaptaciones para este nuevo uso turístico. Los sesenta viajeros que caben en cada tren cuentan con megafonía. El parque de tracción lo componen dos locomotoras diesel Ferrit, que tienen un motor Cummins de 36 Kw, 8,2 toneladas de peso y circulan a 20 kilómetros por hora.

Una lección de historia y de sentidos. Langreo pone en valor su patrimonio industrial real y lo hace con un órdago a lo grande. No en vano, el Ayuntamiento ha quedado Ahora solo queda deslumbrar al visitante.

Pozo San Luis de La Nueva, fin del recorrido