Atlas de Geografía Minera: La fosa

Cuentan en el valle que, durante muchos años en el Día de Difuntos, cuando estaba prohibido velar a los muertos que el franquismo había asesinado a sangre fría contra la tapia de su cementerio, los familiares de las 13 rosas de Tiraña, sobre todo las mujeres y los niños, se arremolinaban en el camposanto en un lugar concreto. Era junto al trozo de muro bajo el que, todos lo sabían, yacían los cuerpos de las 13 personas que el 21 de abril de 1938, fueron ajusticiadas sin ningún tipo de criterio en diferentes pueblos del entorno. Las mujeres se reunían como si tal cosa a hablar justo allí y pasaban unos minutos juntas con los más pequeños revoloteando alrededor. Nadie les decía nada, ni siquiera las fuerzas del orden público que pululaban por el camposanto en jornada tan festiva y sabían, perfectamente, por qué se paraban allí, exactamente allí. Ni siquiera la guerra, todavía activa en España, pero acabada en Asturias en octubre del año anterior, había sido una “excusa” para esos asesinatos del 21 de abril de 1938. Las causas de los fusilamientos fueron más banales, cogidas con pinzas. Se les quiso echar la culpa de la muerte de un soldado, pero nunca se consiguieron pruebas suficientes. De hecho, lo más probable es que el susodicho soldado muriera de accidente o de suicidio.

Los trece de Tiraña eran mineros, maestros, madres y padres de familia, carreteros, comerciantes… todos ellos tenían una cosa en común: estaban implicados en la mejora de las condiciones de vida de sus convecinos, de sus compañeros de trabajo, de la comunidad. Y sus nombres: Selina Valles Hevia, Virginia Suárez, Sara Corte San Martín “La Barria”, los de ellas. José Díaz “Casorra”, Baldomero Suárez, Benito Martínez “El Camanu”, Alfredo Vigón, Alfredo González “Reburdián”, Pedro Pedrezuela Sanz, Celestino García Suárez, Tomás Montes, Velino Cepeda y Juan Iglesias “El Calvu”, los de ellos… Doce familias y cerca de 40 huérfanos fueron las víctimas directas de aquella barbarie sin sentido ejecutada por mercenarios falangistas cuya memoria nunca se perdió gracias a los suyos. Ahora ya no hace falta arremolinarse en silencio, como dejándose llevar. Ahora Los 13 tienen un lugar destacado en el cementerio de Tiraña que cada 21 de abril se llena de recuerdos y flores.
Porque este Atlas Geográfico de la Cuenca minera no solo da fe de los lugares emblemáticos donde hemos crecido, comido, amado o trabajado, también de los sitios que muchos quisieron enterrar en un silencio atronador, sirva este humilde  homenaje de Alfonso y mío a la fosa de Tiraña para honrar también a los cientos de vecinos de las comarcas mineras  que aún hoy yacen en otras tantas fosas repartidas por todo el territorio minero sin que nadie les ponga flores en primavera…

*Un estudio de la Universidad de Oviedo contabiliza 97 fosas comunes de las Cuencas en las que podría haber enterrados cerca de 300 cuerpos.