Un Bribón de Laviana en los primeros días de la guerra de Ucrania

Cualquier relato de una guerra es sobrecogedor a pesar de tener un transcurrir sin incidentes y un final feliz. Lo conoce muy bien el lavianés Arcadio Noriega que lleva dieciséis años en el Grupo Especial de Operaciones (G.E.O.), y participó en la evacuación de la Embajada y la colonia española de Kiev en los momentos anteriores al estallido total de una guerra que a pesar que se libra a miles de kilómetros la estamos sintiendo muy cerca. Noriega es parte importante de la imagen de la fuerza de los vecinos del valle del Nalón, una comarca luchadora y solidaria.

Arcadio Noriega arriando la bandera en la embajada española en Kiev.

¿Cómo es llegar a un país en guerra?

-Llegamos el 14 de febrero preparados para evacuar a los españoles en Kiev, pero la sensación de una gran parte de la población es que no se iba a producir la invasión y menos una guerra.  Nosotros éramos 9 GEOS y en Kiev nos apoyaron el personal de seguridad de la embajada. Ya estaba prácticamente completado el trabajo de localizar a todos los españoles que residían o que por algún motivo estaban en la ciudad, y que junto al personal de la embajada íbamos a sacar fuera de Ucrania porque teníamos informaciones de que el estallido bélico iba a ser inminente. Eran los primeros momentos y todo era incertidumbre e inseguridad, mucha gente no se lo creía. Era el momento de organizarlo todo para la evacuación.

¿Cómo fue el operativo?

-Una evacuación es siempre complicada porque a pesar de preparar hasta el mínimo detalle, algo puede fallar en cualquier momento. Organizamos avituallamiento previo, y un rango de hasta cinco itinerarios posibles, primando las carreteras secundarias con direcciones tan dispares como ir a Polonia, a Eslovaquia, a Moldavia, a Rumania o a Hungría. Finalmente organizamos el operativo en dos caravanas, una salió de Kiev el día 24 de febrero con 42 españoles y en la que iban cuatro geos, y otra al día siguiente en la que iban cinco geos, entre ellos yo, y 120 españoles, y en esta última incluso llevábamos un autobús de 60 plazas que complicaba la circulación.

¿Antes de salir se produjo el momento de arriar la bandera española de la embajada?

-Efectivamente cuando íbamos a abandonar por completo la embajada y dentro de un protocolo habitual me encargaron la arriada de la bandera y entregársela a la embajadora, que es quien la custodia hasta que se vuelva a abrir la embajada. Es lo último que se hace antes de cerrar por completo la embajada. Hicimos una formación de un minuto porque la cosa estaba poniéndose fea, la bajamos y se dobló adecuadamente. Es un detalle simbólico y un honor que hayan contado conmigo para llevarlo a cabo.

Arcadio con un compañero durante la misión ucraniana.

Y se produjo la salida ¿todo transcurrió según lo previsto?

-En una operación de este calado podemos decir que llegamos sin mayores incidentes a Polonia después de conducir más de 54 horas sin parar. Las vías principales comenzaban a colapsarse, la primera caravana circuló por esas vías y fueron nuestros ojos, con teléfonos satélites nos iban relatando como estaba la cosa, así que decidimos subir hacia el norte por carreteras menos transitadas, lo que propició que el segundo convoy, que salimos 24 horas después, llegase a Polonia solo seis horas después que ellos, casi les adelantamos. Un viaje en el que tuvimos que luchar contra la fatiga y el sueño de los civiles que iban conduciendo, realizando cambios de conductor y dándoles tareas para que estuvieses activos. Además Ucrania es una población muy militarizada en la que cada población tiene sus propios check points, una seguridad territorial con trincheras y defensas, porque cada pueblo hace la respuesta activa de defensa sobre su territorio. Tuvimos que emplear mano izquierda y picardía para pasar en algunos tramos porque la caravana era muy grande y les resultaba sorprendente. Nuestro objetivo era avanzar parando lo menos posible, todos los momentos fueron complicados, incluso avistamos cazas rusos y temíamos que pudiesen volar algún puente o una zona por donde íbamos a pasar y tener que cambiar de itinerario. No ocurrió y pudimos seguir avanzando.

En esos momentos de tensión recuerda alguna anécdota

-Me sorprendió encontrarme con las mismas monjas dominicas que años antes habíamos sacado de Kinshasa en el Congo, ocurrió en la guerra civil de 2006-2008, es algo increíble. Eran María Mayo, María Jesús Cerro y Antonia Estrada que resultaron tener conexión con el presidente asturiano Adrián Barbón, que estudió en el colegio que tenían en Sotrondio, y que se puso en contacto conmigo para conocer su estado porque nos conocemos de Laviana, en ese momento ya estaban siendo evacuadas con el resto de españoles

Y llegasteis a Polonia y a la tranquilidad

-Cumplimos la misión, cruzamos la frontera de Polonia donde había otro equipo geo que ya lo había preparado todo y nos recepcionó y plegamos hacia casa. Allí sigue a día de hoy otro equipo geo desplegado por si hiciesen falta, a esperas de lo que le ordenen.

Noriega en una de las investigaciones con Bribones.

Ahora supongo que con ganas de afianzar la normalidad y volver a dedicarse a sus aficiones como el proyecto de los Bribones en Laviana

-Los Bribones es un Grupo de Investigación Histórica totalmente altruista. Somos 30 personas, la gran mayoría del valle del Nalón, y luego un grupo más pequeño en el que están cinco compañeros de los geos que realizamos misiones más arriesgadas, son los Bribones Xtrema que hemos estado en misiones internacionales como en Jordania. Ahora el grupo está formado por tres grandes pilares: la arqueología, la etnografía y la mitología, pero siempre sobre una base de aventura que es lo que nos atrajo. Creo que lo estamos haciendo bien entre todos, así hemos salido en el Times, tenemos agradecimientos de la familia real jordana y hemos salido en un postcard del National Geographic. Nos mueve la pasión por descubrir, trabajando en equipo la Asturias profunda. Esa parte de nuestra historia que se encuentra desconocida y hacer partícipe de la misma a nuestros vecinos.