Julio, de excursión

El segundo julio del segundo año de pandemia llegó con las mascarillas quitadas en exteriores. A Joaco traer el barbijo siempre enganchado al codo de su brazo izquierdo le provocó la aparición de unas ampollas que estuvieron a punto de generar una crisis sanitaria internacional, otra mancha más al tigre. Cuando Petro le vio en el bíceps dos vejigas de pus del tamaño de una alubia (cada una), la tuvieron que frenar para que no despertara a María, la joven médica del ático, que descansaba tras una guardia hospitalaria de esas en las que tan solo faltó que naufragara el Titanic en el Nalón a la altura de Lada (ese lugar donde Iberdrola ha decidido que mantendrá abiertas las compuestas impidiendo al equipo de piragüismo de la comarca seguir entrenando en la zona, en la empresa energética llaman “compromiso con el territorio en el que estuvieron más de 70 años ganando dinero”, o algo así).  Pero bueno, a lo que nos compete, que Petro en las heridas provocadas por la gomilla de las mascarillas en el antebrazo de Joaco ya veía la posibilidad de un COVID-20. 

-En tal caso… -apuntó Florina con tono burlón – Será un Joacovid-20

Petro frenó en seco su ascenso por las escaleras para mirar a su vecina con cara de odio. Pero después no le quedó otra que sonreír. Qué buena era para los juegos de palabras la jodía.

Total, que sin necesidad de despertar a la doctora del ático, llegaron al acuerdo de que lo mejor para todos era que Joaco dejara la mascarilla puesta en la barbilla (al fin y al cabo ahí la había tenido colocada hasta cuando era obligatorio llevarla por la calle) y para calmar los ánimos, retomar la tradición prepandémica de ir de excursión en julio todos juntos. 

Y como todo es que en el barrio las decisiones o se toman por consenso o, directamente, las toma Petro con un puñetazo encima de la mesa,  se instaló una urna en el portal para que los vecinos del bloque votaran, tenían una semana para contestar. La pregunta fue fácil:

¿A dónde quieres ir de excursión en la ya tradicional susodicha que, como viene siendo habitual de manera reiterativa, hacemos los cohabitantes de este edificio cada mes de julio llamado así por el emperador Romano? Bueno, vale, la pregunta no era fácil pero si el desarrollo de las elecciones. Una persona, un voto. (Es decir, 12 en total) Ocho días para votar y una vez finalizado el plazo se celebraría una asamblea para el escrutinio. 

Pero claro, no siempre salen las cosas como se planean y menos en nuestra pintoresca barriada. Cuando llegó la hora de abrir la urna, Petro volcó la caja de cartón sobre la mesa ante la atenta mirada de todos incluidos los dos niños del tercero. Y se armó el Belen. Un montón de papeletas cayeron sobre la tabla y también en el suelo. 

-¿Pero esto qué eeeeeeees?

Empezó el recuento.

-287 votos para Eurodisney de los que, tras la investigación, fueron desestimados 283 por fraude de ley de los dos guajes del Segundo. Es decir 4 votos para Eurodisney.

-3 papeletas para el Balneario de Ledesma de los cuales fueron desestimados dos porque no coló la excusa de Joaco de que sus exmujeres le habían delegado el voto.

-1 voto a San Xenxo con parada en Rinlo para tomar arroz con bugre.

-1 voto a La Chalana.

-1 voto “al quinto pino”

-1 voto “Donde Cristo dio las dos voces”.

-1 voto nulo en el que se podía leer en letras bien grandes y negras “Joaco facha”

-1 papeleta en blanco que todo el mundo sabía que pertenecía a María la del ático que votó por obligación pero que le daba igual.

-Bueno pues ya sólo queda un Voto” así que parece que nos vamos a “urodisney”… -murmuró Joaco. Lo que hizo saltar de alegría s los guajes del Segundo que viéndose ya ganadores, empezaron a aplaudir:

“Eurodisney oeeeee, Eurodisney oeeee”.

Petro ya se veía haciendo una derrama para pagar la broma que les estaba gastando la democracia como comunidad vecinal. Así que de un arrebato cogió las papeletas todas y las volvió a meter en la caja. 

-¡Se acabó! ¿Que Eurodisney ni que cojones? Nos vamos a bajar el Sella en piragua y sanseacabó ya… Tanta urnita.

Un silencio bastante sepulcral inundó el pasillo. Los niños del Segundo protestaron.

-¡Tongo! ¡Tongo!  Lo llaman democracia y no lo es, lo llaman democracia y no lo es… oe oe  lo llaman democracia y no lo es. -canturreaban.

Petro, sin inmutarse, los miró de arriba abajo:

-Democracia nada. Esto ye una Petrocracia y davos con un cantu en los dientes. El ahorro ye la base del vecindario. 

A Joaco, en el Sella, obligaronlu a poner mascarilla.