“En el primer semestre de este año anunciaremos un proyecto para la planta de Vesuvius”

Enrique Fernández Rodríguez. Consejero de Industria, Empleo y Promoción Económica del Gobierno de Asturias

– Es la primera vez que tenemos oportunidad de hablar con usted después de entrar al frente de la Consejería así que nos vamos a ir un poco hacia atrás para que nos cuente, brevemente, ¿cómo fue la primera toma de contacto en Industria? ¿Qué estrategias se fijaron entonces y si la situación ha cambiado estos planteamientos?

-Así es, ya ha pasado más de un año desde el 25 de julio del 2019, han sido meses muy intensos, tanto que casi podría decirse que ha transcurrido toda una era: antes y después de la llegada de la pandemia. Cuando tomé posesión las prioridades eran conseguir un desarrollo inclusivo y sostenible de la economía asturiana, que permitiese generar riqueza y empleos suficientes para mantener nuestro estado del bienestar y atajar el problema del desempleo, y también colaborar estrechamente con la industria asturiana para ayudarla a modernizarse y superar exitosamente el doble proceso de transición ecológica y transformación digital.

No obstante, la llegada de la pandemia, nos ha obligado a atender asuntos urgentes centrados en garantizar la continuidad del funcionamiento de los servicios públicos, de las actividades económicas esenciales, y dar medidas de apoyo a los sectores y colectivos más perjudicados por la crisis sanitaria.

Nada está paralizado. La pandemia aceleró unas cuestiones y retrasó otras, pero en lo esencial, los objetivos son los mismos.

Enrique Fernández en su despacho de la Consejería.

-Desde que se pusiera al frente de esta consejería los problemas de desindustrialización se han focalizado, aún más, en el Nalón. ¿Cómo está viviendo el desmantelamiento de Iberdrola en Lada o cómo vivió el cierre de Vesuvius?

-El problema de la desindustrialización es una preocupación que la propia Unión Europea lleva años planteando con el objetivo de que la industria suponga un peso del 20% del PIB. Lo que subyace es el convencimiento de que este sector genera empleos de calidad: estables y bien remunerados, y por tanto es un sector a conservar y a promocionar.

Respecto a casos concretos como los que menciona en los que han cesado actividades industriales, el objetivo es reemplazarlas a la mayor brevedad posible por otras actividades también de naturaleza industrial en sectores de presente y futuro. Tanto en los terrenos de la central de la térmica de Lada, como en la planta de Vesuvius de Riaño, se están buscando activamente proyectos alternativos. En Vesuvius hay avances muy importantes y en el caso de Lada, la compañía Iberdrola está muy involucrada en los trabajos de desmantelamiento, en la recuperación medio ambiental de la zona y en la búsqueda de inversiones alternativas. En este caso sin una fecha en el horizonte, hay pequeños proyectos que están madurando adecuadamente y esperamos poder anunciarlos pronto.

– ¿Qué queda de aquella mesa de negociación que salió tras el cierre de Vesuvius para buscar otras empresas o entidades que quisieran asentarse?

-La mesa para la reindustrialización de Langreo y Miranda de Ebro, en la que hemos participado la propia empresa, los sindicatos y las administraciones públicas, se ha venido reuniendo periódicamente para revisar el proceso de búsqueda de nuevos inversores, y también para analizar como evolucionaban las acciones de formación y recolocación del personal afectado por el ERE. En el caso de Langreo, a día de hoy existen empresas con proyectos viables para la planta y un buen número de trabajadores han recibido acciones formativas o han encontrado un nuevo puesto de trabajo. En cualquier caso, la mejor noticia es que en el primer semestre del próximo año se prevé anunciar un nuevo proyecto para la antigua planta de Vesuvius.

“La pandemia aceleró unas cuestiones y retrasó otras pero en lo esencial los objetivos son los mismos”

Fernández, durante la entrevista.

-Otro de los puntos que me gustaría tocar con usted es el de los fondos verdes. ¿Qué podemos esperar de ellos? ¿Será nuestra región una de las grandes beneficiadas?

Los fondos verdes son los fondos que la Unión Europea habilita para impulsar la actividad económica, la inversión y el empleo en la eurozona. Responden al planteamiento político conocido como el Pacto Verde que planea movilizar en esta próxima década un billón de euros para transformar nuestra economía y hacerla más sostenible y digital. Por otra parte, y con la llegada de la pandemia, se ha aprobado otro paquete de ayudas (el Next Generation UE) que contemplan apoyos adicionales por valor de 750.000 millones de euros para reactivar las economías y permitir su recuperación después de la crisis sanitaria.

Son cifras muy elevadas y sin precedentes de las que Asturias aspira a obtener cuantías relevantes asociadas a proyectos tractores, es decir, proyectos singulares que ejerzan un efecto arrastre sobre la economía de la región, tirando del empleo directo, indirecto e inducido, y contribuyendo a generar el empleo necesario para compensar el que se está perdiendo por el cese de las actividades que podríamos llamar más tradicionales.

A mayores, Asturias pertenece a las denominadas regiones europeas del carbón en transición, lo cual le permitirá acceder a los 17.500 millones de los denominados fondos de transición justa, con lo cual parece vislumbrarse un horizonte en el que existirá financiación para acometer inversiones que tiren decididamente de la economía asturiana y en especial de los territorios como las Comarcas Mineras que han soportado un elevadísimo sacrificio en términos de pérdida de actividad económica y empleo en los últimos años.

Otro de los puntos de los que últimamente ha estado hablando es del precio de la luz en usos intensivos industriales. ¿Cómo afectan esas tarificaciones y qué medidas propone?

-Tratando de resumir mucho esta cuestión, el problema es que la industria electrointensiva asturiana (aquella en la que el precio de la electricidad supone un porcentaje elevado de sus costes totales de producción) y que opera en mercados globales, soporta un precio de la electricidad mayor que el que tienen otras empresas competidoras en otros países europeos, lo cual genera riesgos de que su producción, más cara, sea expulsada de los mercados, con lo cual sufriríamos el impacto de pérdida de actividad económica y empleo. Lo que estamos exigiendo desde Asturias es que se tomen medidas decididas para reducir, si no eliminar ese diferencial de precios, y así prevenir antes que lamentar la pérdida de actividad de estas empresas que generan miles de puestos de trabajo en nuestra región. Esto es especialmente necesario durante los próximos dos años, periodo en el que se prevé que la puesta en funcionamiento de instalaciones de energía renovable en España pueda permitir rebajar sustancialmente el precio de la electricidad, y en el que, a mayores pueda ponerse en marcha el arancel ambiental europeo que limite la entrada en nuestros mercados de productos elaborados sin respeto a normas medioambientales.

El instrumento que se aplique para lograr esta reducción en los precios nos es indiferente. Estamos de acuerdo en que debería ser un mecanismo autorizado por la Comisión Europea, y entendemos que si algo se autoriza en otros países también tiene que autorizarse aquí.

 -Ahora mismo tenemos, cuanto menos, una situación mala y a la vez incierta con esta crisis económica que en la peor parte se está cobrando vidas. ¿Qué soluciones a corto o medio plazo se están planteando?

-Las soluciones a corto plazo están puestas sobre la mesa e involucran a todas las administraciones: estatal, regional y locales. Se trata de ayudas y medidas de apoyo a los sectores más perjudicados por los efectos económicos y sociales de la crisis sanitaria. En el caso de Asturias este año se han movilizado directa e indirectamente más de 100 millones de euros y para el próximo año están contemplados otros 100 millones en el presupuesto autonómico. También se han comenzado a firmar este mismo mes los convenios que permitirán invertir en las Comarcas Mineras 90 millones de euros en 60 proyectos a ejecutar entre 2021 y 2023.

A mayores, y a medio y largo, la recuperación y el impulso definitivo para salir de esta situación crítica deberá venir de las inversiones vinculadas a los fondos europeos, a las que se añadirán, en el caso concreto de las comarcas mineras, nuevos proyectos dinamizadores que se ejecuten a través de convenios de transición justa.