Cuencarentena de Hallowestu

La situación en la barriada no distaba mucho de la del resto del Universo. Las mascarillas lo habían marcado todo en el mes de octubre pasado. Las arrugas en la cara de Julia, la doctora del tercero que pasaba horas de guardia , y hasta los gustos de Joaco que después de poner en su “fociqueru” la bandera de España y discutir con medio chigre, ahora lucía un escudo del Levante. Así, con ella puesta, fue como se presentó a la enésima reunión de vecinos convocada por la presidenta del portal, Flor la del Segundo.

Toda solemne, la mujer arrancó su discurso apelando a la normativa:
-Los estatutos del edificio apuntan que en caso de querer celebrar una fiesta, los organizadores tengan que pedir permiso a la presidenta, osease, yo. Y ésta susodicha presidenta, osease yo, tiene derecho a decidir qué fiesta se celebra en caso de que haya empate. Es decir, que dos personas del edificio hayan solicitado la celebración de un festejo a la vez…

-¿Eh?-interrumpió Petro.

-¿Pero tenéis estatutos?- inquirió la joven doctora del tercero.

-Hay que jodese…. -suspiró Joaco.

-El caso es que esta presidenta no se ve capacitada para elegir puesto que ella en persona es una de las solicitantas. El tema es así: Yo quiero celebrar un amagüestu y Miguel el del Primero…

-¡Presente! -gritó el apelado.

-Miguel quiere hacer “jalibin”… -concluyó Flor.

-Ha-lo-güin… Flor, no disimules que sabes decirlo de sobra.

-Bueno pues eso…

A falta de imparcialidad de la presidenta, la asamblea vecinal tenía que decidir con votación a mano alzada, cual de las dos fiestas que se habían presentado a la vez en tiempo y forma debería celebrarse. Tanto Flor como Manolo tenían veinte minutos para convencer al resto del vecindario para garantizar el voto. Fueron momentos de tensión hasta nunca antes conocidos en la escalera. Porque en vez de respetar el turno de palabra, se enzarzaron en una discusión sin fin,

Flor defendió la celebración del amagüestu como parte de la tradición de la barriada en cada mes de noviembre y que si ya no cuidamos por las tradiciones “¿qué más nos queda en esta vida?”..

Miguel le echó en cara que “casualmente todos los años las castañas del susodicho amagüestu se compran casualmente a la misma persona que casualmente, es el cuñado de la presienta y a la par organizadora”.

Flor replicó que menuda mentira más vil que no esperaba eso de él y que lo irían a visitar sus “abogados” (en plural).

Miguel refunfuñó: “¡Sí el mítico bufete de abogados que todos tenemos en el salón de casa”.

Y ella que la querella, “de seguir calumniando irá por lo criminal”.

Y él que “brujas y fantasmas tenemos de sobra en las escalera, eso también es verdad”.

Y para cuando fue a pasar el tiempo de debate establecido, los vecinos del portal lo único que tenían claro era que había que acabar con el dilema cuanto antes.

-Bien, pues votemos… Que levante la mano el que quiera celebrar Jabilin…

Miguel, Joaco, Petro y Julia levantaron la mano a la vez. Flor se quedó perpleja.

-¿Pero, Petro, tú? ¿Cómo me puedes facer esto? Con lo amigues que somos…

-Ay, mira, fia, ¡qué se yo! Ye que a mi les castañes sientenme mal al bociu, y estos guajes ponen donus que los digiero mejor…

Flor miró para Joaco.

-A mi no me mires, toy acostumbrau a les brujes…

La presidenta giró todo su cuerpo para encarar a la doctora Julia, tan nueva en el edificio que no entendía nada de lo que pasaba allí desde hacía casi una hora.

-Yo es que no se lo que es un “manuestu”…-se exculpó

-¿Manu qué? ¿Esi quién ye?-gritó Flor enfadada.

-¡No sé…! -la voz de la joven comenzaba a sonar desesperada. -Usted dijo que la otra opción era un “manuestu”… y yo no sé lo que es…

-¡Amagüestu, rediós! ¡Pues qué va a ser, pa comer les castañes del mi cuñau Luis!- gritó Flor pa girar sobre sus propios pies e interpelar al resto del respetable. -¡Quiero invalidar los comicios ahora mismo, el electorado no conocía los “permoneros” de mi opción! ¡Hay que repetir las elecciones!

-¡Eso, eso, repitamos les elecciones!-gritó Petro. Y su ex amiga Flor le murmuró por lo bajini: “cerda traidora, no intentes arreglarlo ahora”.

-A ver a ver… -intermedió Miguel… -Creo que podríamos llegar a un acuerdo  sin que nadie sufra daños.

-¡Canta claro! -gritó Petronila que quería, cuanto antes, firmar la paz con la presidenta y sin embargo ex amiga.

-Pues podemos hacer un mix, que al fin y al cabo eso ye lo que ye una fiesta de verdad, que haya de todo…Mezclamos castañas con disfrazarnos de cosas terroríficas y tan picho

-Por mi si, siempre que haya donus… -apuntó Petro.

-¡Eso eso, podemos llamarlo “Amagüellen…”-dijo, de broma la doctora Julia.

Flor puso los ojos en blanco y suspiró. En el fondo a ella, ¿qué más le daba?

-Está bien, pero lo llamaremos “Hallowestu”.