“Las cuencas nos dan una imagen de marca y una identidad muy potente”

Aitana Castaño y Alfonso Zapico presentaron este mes de noviembre “Los Niños del Humo” una colección de relatos e ilustraciones sobre el “peculiar universo de las cuencas mineras” que trasciende nuestra geografía y que pese a la dureza de algunos relatos, consigue esbozar la sonrisa y en ocasiones la carcajada del lector.

 -¿Cómo empieza vuestra “historia de amor”?

-A.C: A Alfonso y a mi nos ha tocado coincidir en esto del mundo de la prensa en varias ocasiones. La primera fue en La Nueva España de Las Cuencas, ahí nos conocimos hace ya unos cuantos años no vamos a decir cuántos. La segunda, y la más importante, surgió aquí en estas páginas  del periódico LA CUENCA DEL NALÓN. Y siempre empatamos muy bien.  No nos hace falta hablar mucho para saber lo que queremos el uno del otro en el plano laboral.  Y eso nos lo pone fácil. Él y yo siempre decimos que haber compartido el mismo universo de las cuencas nos hace pensar muy parecido, tanto que hasta pueden salir relatos viviendo a cientos de kilómetros de distancia, como es el caso. Él en Francia y yo en Langreo. Yo además lo tengo fácil, porque sé que irremediablemente lo de Alfonso me va a gustar.  Desde hace unos meses publicamos mano a mano “La Cuenca de la A a la Z”, en la contraportada de este periódico y en medio de todo esto surge la colaboración para “Los niños de humo” que  fue igual, fluida, amable y cuando hizo falta, dinámica.

Aitana Castaño y Alfonso Zapico, autores del libro.

-¿Cómo surge la idea, Alfonso?

-A.Z: Pues no lo recuerdo pero seguro que fue Aitana que tiene un montón de ideas en la cabeza aunque muy poco tiempo para materializarlas. Hace tiempo habíamos hablamos de una especie de atlas sobre las Cuencas mineras, ella tenía pendiente su estreno en papel, porque escribe mucho y bien pero solo publica en prensa o redes sociales. Se alinearon los astros y por fin la disfrutarán los lectores dentro y fuera de Asturias.

-Hay historias en el libro que directamente son reales – enmarcadas en negro carbón – y otras, en cambio, que surgen de situaciones, de frases que han llegado a ti, de personas que has conocido. ¿Cuánto de realidad hay en estas historias?

-A.C: El libro lo conforman 37 relatos de los cuales diez cuentan historias reales que son conocidas por los lectores, sobretodo los de la cuenca o los asturianos más en general. El resto, 27 relatos, son ficción pero todos y cada uno de ellos tienen un anclaje en la realidad. Como bien dices, la inspiración para escribirlos me vino de una frase, de una historia que me contaron o a veces de la simple visión de un paisaje. La verdad que vivir en la cuenca, como yo vivo, me hace poder convivir día a día con personas que tuvieron, y aún tienen, mucha vinculación con la mina y que tienen mucho que contar. Escucharlos es algo que me fascina.

-Siempre comentas que fue fuera cuando te diste cuenta de lo distinto que era nuestra comunidad. Aitana también tuvo consciencia de esto cuando vivía en Madrid. ¿Qué nos hace ser diferentes para que, en varias ocasiones, hayas posado tus ojos en ella y trasladado este sentir a tus ilustraciones?

-A.Z: Es una referencia vital a la que se vuelve cuando se está fuera, esto pasa mucho con la generación de Aitana y la mía; me atrevo a decir que más de la mitad de jóvenes que nacieron en los 80 están fuera de Asturias. Salimos y descubrimos que las Cuencas nos dan, queramos o no, una imagen de marca y una identidad muy potente, basada en lo colectivo, en la solidaridad, en la conciencia de clase. El mundo global es paradójicamente más individualista y egoísta. Por todas partes arrecian las diferencias y la obsesión por los muros. Si algo tenían las cuencas mineras, con todos sus defectos, es que eran territorios de integración y asociacionismo, a los que llegaba gente de todas partes, donde se mezclaban los acentos y los orígenes. El trabajo en las minas propiciaba esta particularidad.

Algunos de los textos que están publicados en el libro ya vieron la luz en su día en tus redes sociales. ¿Cuándo te das cuenta que pueden llegar a recopilarse para hacer “Los niños de humo?

 -A.C: Si te soy sincera yo no fui la que me di cuenta. Escribo y publico muchos textos en redes sociales y la gente los recibe con mucho cariño. Después tengo amigos que me animaron muchísimo, hasta llegar a ser pesados, gracias a dios,  a compilar esos textos que ya tenía escritos y a escribir otros nuevos.  En un momento dado por el medio se cruzó Rafa Gutiérrez Testón que es un librero de Gijón, que me puso en contacto con Natalia Fernández, agente literaria. Ella fue la encargada de buscar la editorial. Y ahí fue cuando apareció Jorge Salvador con el magnífico sello de Pez de Plata. Fue una concatenación de gente muy guay que se emocionaron con las historias de humo y se juntaron para que saliera adelante este libro.

-Tus ilustraciones aportan información adicional a la narración de Aitana. ¿Cómo es este proceso creativo?

-A.Z: Es muy sencillo: Aitana me mandaba los textos y yo hacía los dibujos. Cuando no se me ocurría ninguna buena idea para el dibujo que acompañaba el texto, ella me mandaba un croquis o me lanzaba alguna sugerencia que era aceptada inmediatamente. Los dibujos ayudan sobre todo a la gente que no conoce el ambiente ni el paisaje, permite al lector ponerse en contexto.

 

Alfonso y Aitana en un momento de la entrevista en la casa de aseos del Pozo San Luis de La Nueva.

 

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“Creo que en las cuencas mineras tenemos un microcosmos con mucha coña”

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-Los niños del humo, para quién lo ha leído… sabe a poco. Se hace cortito. ¿Qué historias habéis dejado en el tintero? ¿Habrá segunda parte? Os veremos de nuevo trabajando juntos.,

-A.Z. Bueno, de momento estamos haciendo un abecedario sociológico en La Cuenca del Nalón, ya vamos por la T, seguro que esto se publicará también. No sé si habrá segunda parte de “Los niños de humo”, pero sí estoy seguro de que este libro será el primero de esta guaja de humo y de que otros llegarán después.

– A.C: Pues yo creo que en “Los niños de humo” se cuenta una milésima parte de lo que es el universo de las cuencas mineras así que  sí. Aún quedan muchas historias de las cuencas en el tintero, que están por ahí pululando en el aire. Historias de amor, amistad, accidentes, claro, e incluso algún secreto. Algunos pensarán que es devoción, y no se descarta nada, pero es que creo que realmente en las cuencas mineras a veces tenemos un microcosmos que tiene mucha coña. Para lo bueno y para lo malo. Pero cuando es lo bueno, te ríes mucho. ¿Más relatos de humo? ¿Por qué no? Si salen habrá que darles luz para seguir disfrutándolos. Yo disfruto mucho escribiendo estas historias. Y lo de seguir colaborando con Alfonso, pues casi si. Teniendo en cuenta que aún nos quedan cinco letras del abecedario de “La Cuenca de la A a la Z”, mínimo tendremos esto. Yo siempre dispuesta a ir de la mano de Zapi donde haga falta.