Voces de mujer en el Nalón

“Queremos la igualdad, hemos dado pasos adelante y no vamos a dar ningún paso atrás”

Ludi González. Presidenta de la Asociación “Filanderes”

¿Cuál ha sido el papel histórico de la mujer dentro de los movimientos asociativos?

El papel histórico de la mujer a lo largo de la historia ha sido la lucha por el reconocimiento de sus derechos. Las mujeres siempre hemos sido esa mitad de la población relegada al ámbito doméstico durante siglos. Éramos consideraras seres inferiores en derechos

-¿Cómo ha ido evolucionando a lo largo de los años y cuáles son las inquietudes más destacadas de sus socias en esta materia?

-A día de hoy gracias a la lucha de las mujeres en los distintos movimientos asociativos somos iguales ante la ley, pero la igualdad real y efectiva aún se hace esperar

Por eso desde Filanderes a través de la cultura, desde los escenarios y con la fuerza de la pluma cada día en todos estos años, que ya son muchos, damos voz a esas historias de mujeres silenciadas que deben ser contadas para que la historia no se repita.

Bárbara Alonso. Periodista

¿Qué palpas en el trabajo de campo, en cuanto a inquietudes y preocupaciones, cuando entrevistas a mujeres o asociaciones feministas?

Las preocupaciones de las mujeres siguen siendo las mismas, pero sí que se afrontan de una manera diferente: reivindicando.

Hay una preocupación importante por el incremento de la violencia por el mero hecho de ser mujer. Cada crimen, cada paliza que salta a los medios sirve a las mujeres para organizarse. También hay preocupación en cómo los jóvenes perciben con normalidad determinados temas. El sentir es el de educar desde la base para conseguir esa igualdad social y cultural. Demostrar a las nuevas generaciones que una mitad no va a vivir bien sin que la otra mitad viva bien.

Las denuncias de las que se hacen eco los medios son luego tenidas en cuenta a la hora de mejorar las condiciones laborales, de igualdad, etc, en el propio sector de medios.

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Aida Fuentes. Ex-Directora Regional de la Mujer del Principado de Asturias.

¿Con tantos años en la lucha feminista, quizás sea usted la persona más indicada para que nos haga un recorrido histórico sobre las inquietudes con las que comenzó su trayectoria?

El Día Internacional de la Mujer nos emplaza a luchar sin cuartel para alcanzar la igualdad real entre hombres y mujeres. Sin embargo, somos producto de un país donde la educación patriarcal no nos da tregua. T, a cada paso, nos hacer retroceder aplicando nuevos mecanismos de control.

En la década de los 60 el siglo pasado, tomé el compromiso de la lucha social para lograr la libertad. Lo hice desde una organización de mujeres jóvenes trabajadoras: la Juventud Obrera Católica Femenina. De la lucha por mejorar las condiciones de vida de las mujeres trabajadoras jóvenes di el salto al sindicalismo, a la política y al feminismo. Algo o mucho tuvo que ver haber crecido en una familia donde mis referentes eran mi abuela y mi madre. Dos mujeres que se enfrentaron a la vida tras la brutal guerra civil para sacar adelante a sus familias sin otro patrimonio que su propia fuerza, con el cielo arriba y la tierra abajo.

Las mujeres fuimos creando una agenda bien definida e influyendo en la agenda política con temas tan importantes como mejoras laborales, los cuidados, la violencia machista, la constitución, los vientres de alquiler, la prostitución, el abuso sexual, el aborto, etc.

Y, ahora, con el peso de los años y la experiencia. En qué creen que han fallado y qué queda por conseguir.

Vivo con inmensa preocupación el desencuentro del movimiento feminista en momentos que tendríamos que seguir potenciando la agenda feminista sin fisuras y dialogando hasta el agotamiento. Es mayor la preocupación cuando el Ministerio de Igualdad es parte de esta desunión. Quiero creer que la falta de experiencia, de no medir adecuadamente sus decisiones y, de un tema electoralista. Pero mal vamos por ahí.

Claudia García. Arquitecta en Caso

¿Cómo decides volver al pueblo?

 Decido volver buscando el estar en un entorno natural donde también pudiese trabajar el tipo de construcción que llevaba haciendo los últimos años en Alemania donde estuve trabajando unos años con arquitectura tradicional y rural. Movida por ese tipo de arquitectura y por el entorno quise volver al pueblo de mi abuela

¿Qué oportunidades ves para ti, como mujer, en el medio rural?

En cuanto a las oportunidades yo creo que pocas, para todos en general. El medio rural es un sitio bastante duro para emprender. Si vienes con muchas ganas y unos ahorros y tienes paciencia… trabajándolo todo sale. En ello estoy.

Para la mujer, no creo que haya oportunidades específicas por estar en el medio rural. De hecho, igual es más difícil porque hay una desconexión con las medidas estandarizadas y de apoyo que puedas encontrar en las grandes ciudades. Eso sí, si tú tienes un estilo de vida que encaja aquí, al tener otros ritmos y que el ambiente es más adecuado para el proyecto, sí que puede que estas condiciones te ayuden a desarrollar mejor tu proyecto. Nos diferencia, a todos, el arraigo y la pasión por el entorno.

Dolores Alonso Suárez. Ganadera y empresaria

-¿Cómo ha sido para una mujer como usted emprender en el mundo rural?

-Fácil. Nací en un entorno rural, y desde siempre he tenido esta vida presente porque, si algo me caracteriza, es mi capacidad de trabajo y el apego que tengo y siento por mi tierra. Mi madre fue ganadera y desde que ella se jubiló en el año 2005 decidí hacerme cargo de la ganadería familiar.

-¿Cómo es su trabajo? ¿Hay desigualdad en el medio rural o todo lo contrario?

-Ahora mismo tengo pocas cabezas de ganado que sigo manteniendo por vocación y para dar un producto de primera calidad al hotel rural y al bar Casa Lao. 

El trabajo con los animales es duro porque necesitan atenciones a diario y eso deja poco tiempo para una, pero no me puedo quejar porque me gusta y no cambiaría el vivir aquí por un entorno distinto. Con respecto a la igualdad siempre fui una más de los ganaderos y ganaderas de la zona. No hay distinciones en este trabajo que es muy duro para todos.

En los pueblos no se nota la desigualdad, el mismo trabajo que hace un hombre lo hace una mujer y a la inversa.